Comentario de la Librería
«El calentamiento global puede convertir-se en el mayor peligro al que se ha enfrentado hasta ahora la civilización».
Estas son palabras de James Lovelock, el creador de la Hipótesis Gaia -la idea de que el Planeta Tierra autorregula sus condiciones atmosféricas para hacer posible la vida en su superficie. A esta frase puede añadirse una consideración reciente del Gobierno inglés, que sugiere que cada euro que se destine ahora para evitar el calentamiento global supondrá un ahorro de 10 ó 20 euros que tendrían que abonarse en un futuro cercano como consecuencia de los desarreglos atmosféricos... Y también podríamos hacer referencia a la truculenta frase de un miembro de la Administración francesa que, sin inmutarse, dijo que el calentamiento global era una cosa tan seria que no podía dejarse en manos de los ecologistas. Sic!
¿Quieren más admoniciones terroríficas? Para los aficionados a las profecías, el Corán dice que el fin del mundo llegará cuando el sol se haga más y más grande, hasta que el planeta se seque o se convierta en un desierto... ¿Más oráculos? Uno de ellos sugiere que la progresiva aridez de los terrenos creará suficientes hambrunas y estados de inanición que finalmente el ser humano desistirá de su decidida carrera hacia la autodestrucción.
Bien. Posiblemente todas estas amenazas y especulaciones no sean más que un capítulo añadido a la historia de la paranoia mental de los humanos para con el famoso 'fin del mundo': primero fue la invasión de los peligrosos comunistas soviéticos; luego el peligro inminente de las devastadoras y apocalípticas bombas nucleares; o una invasión del Islam... Y ahora le ha tocado el turno al calentamiento global. Como decía Jung, es posible que esto no sean más que reflejos o proyecciones en el mundo exterior de un proceso de cambio o transformación interior de la psique humana. Quien sabe...
Como reza el antiguo dicho, 'Tal y como es arriba es abajo', y también podríamos decir 'Tal y como es dentro, es fuera'. Así, para pasar un poco el rato, podríamos echar una ojeada a esta Historia de un descubrimiento científico, para ver cómo le va al mundo después de que a nosotros se nos pasara por la cabeza emprender una carrera de velocidad y sin límites alrededor del Globo terráqueo.
Las catástrofes anunciadas por un posible calentamiento del planeta no son pocas. No se trata sólo de 'soportar un poco más de calor'. La situación es que el posible incremento de la temperatura puede llevar a que ciertas regiones se deserticen, mientras que en otras zonas aparezcan lluvias torrenciales; a que cambien los flujos de los vientos y las corrientes de agua cálida de los mares; a que aparezcan más efectos climatológicos extremos, como tifones o inundaciones; o a que determinados cultivos no sean viables en zonas que hasta ahora lo eran, o a la migración de insectos o plagas a lugares en los que hasta el momento no estaban presentes. Seguramente el peligro más notable de todos estos fenómenos sea el efecto de retroalimentación, o efecto dominó: si con el cambio de temperaturas la estabilidad del ecosistema global varía, a medio plazo el panorama en el Globo terráqueo podría ser difícilmente reconocible. Sólo cabe tener en cuenta que en la última época glacial, en la que buena parte de Europa estaba cubierta de nieves y hielos permanentes, la temperatura media global del planeta era unos 5ºC menos que la actual -y con ello, poco a poco, todo fue quedando yermo y cubierto por el frío. A diferencia de las glaciaciones, la situación actual, con la emisión masiva de gases de efecto invernadero (el metano o el CO2, producto del uso de combustibles fósiles, o de la quema de bosques y selvas) que está llevando a crear una especie de 'manta' que mantiene el calor en la tierra, se está produciendo a una velocidad realmente espeluznante -tanto que reaccionar a esta situación, frenarla o invertirla, parece de lo más complicado.
Pero sin llegar a consideraciones catastróficas, bien vale la pena de considerar un poco este escenario de posibilidades. La verdad es que en la Europa septentrional ya hemos pasado varias Navidades en mangas de camisa, y si bien una flor no hace primavera... más vale prevenir que curar.
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