Comentario de la Librería
Dicen que la Naturaleza no es compasiva. Puede ser tierna y maternal como una madre, generosa como un filántropo, y también devastadora y sin piedad como un dios furioso. Nietzsche, en uno de sus aforismos, apuntaba lo siguiente: «Lo peor que se puede hacer es dudar de la voluntad de la Tierra». Esta enigmática cita puede ponernos sobre la pista de lo que el autor quiere exponer en este libro. Lovelock es bioquímico, y este ensayo trata sobre el calentamiento global y de la amenaza de una progresiva desertización de algunas zonas del planeta -entre otras consecuencias.
Hay otros libros sobre este tema, pero en este se da prioridad al punto de vista de propia 'Tierra'. Lovelock aborda el tema como un 'médico', diagnosticando la enfermedad y sugiriendo diversas curas paliativas para la misma. Podríamos considerar que, en el peor de los casos, la Tierra tiene fiebre: la suficiente como para que la existencia de 5-8 mil millones de seres humanos en su superficie resulte inviable a medio plazo... Se podría hacer una comparación con el organismo humano, que aumenta su temperatura para combatir infecciones microbianas... Y como 'médico', también plantea soluciones, si bien en algunos casos estas pueden parecer extremas o controvertidas, pero en cierto modo esto es positivo, pues en otros estudios las sugerencias pueden parecer más bien 'inocentes'.
Sin llegar a plantear situaciones catastróficas, este libro intenta plantear la situación sin hacer concesiones a 'posibles milagros' que nos puedan salvar de una situación difícil -en el caso de que sigamos insistiendo en no remediar el problema. El problema es la emisión de CO2 o de metano (gases de efecto invernadero) producto del uso de combustibles fósiles, de la deforestación de los bosques y de la ganadería 'industrial, que están 'reteniendo el calor' en el planeta, y por tanto aumentando su temperatura -y desequilibrando la vida en el mismo, creando más zonas desérticas, desplazamientos de población, fenómenos atmosféricos extremos, guerras o hambrunas (el Pentágono ya está estudiando nuevos escenarios de intervención en relación a los conflictos ocasionados por el C.G.).
El problema no está en el aumento de 2 ó 3 grados en la temperatura media global del planeta, sino en un efecto dominó que puede llevar al ocaso de nuestra confortable, neurótica e insípida forma de vida. De hecho, la situación planteada podría ser ya grave, pudiéndose haber superado ya el 'punto de no retorno', viéndonos abocados a una situación de incremento paulatino de las temperaturas del planeta -y quedando como solución momentánea un intento de frenar la velocidad de este proceso para intentar encontrar soluciones más sólidas ante esta situación.
Lo propuesto por Lovelock, a diferencia de 'otros libros', no es un recetario de buenas intenciones (como apagar las luces antes de salir de casa, o dar prioridad al transporte público antes que al privado). Lo que expone este autor es la urgencia de una reconversión industrial y mental de nuestra forma de producir energía -e incluso de la forma de producir los alimentos que comemos... Por más controvertido que parezca, Lovelock considera de suma urgencia producir toda la energía que sea posible por medio de fisión nuclear, y luego por fusión -y para demostrar la baja peligrosidad de las polémicas centrales nucleares, Lovelock se ha ofrecido para 'guardar' en su jardín el residuo anual producido por una de estas plantas atómicas.
Y para ofrecer más datos, y solventar las enormes extensiones de tierra que se utilizan para cultivar alimentos para los humanos y para los animales que alimentan a estos (causantes de una importante parte del efecto invernadero), el autor sugiere la alocada propuesta de producir la mayoría de la comida por métodos industriales o químicos: compuestos con aminoácidos, vitaminas, oligoelementos, carbohidratos y lo demás, sin menester deforestar millones de hectáreas de bosques -captadores naturales de CO2- y evitando la emisión de toneladas de metano a la atmósfera debido a las proporciones de la ganadería industrial.
A pesar del inquietante panorama expuesto en el libro, hemos de felicitarnos por la agilidad con la que está redactado, por su adictiva amenidad, por el ingenio del autor y por exponer el tema de una manera directa, sincera y positiva. En cualquier caso las consecuencias del calentamiento global son impredecibles, y no está de más plantearse todos los escenarios posibles.
|