Comentario de la Librería
El libro se abre con un amplio capítulo sobre las aportaciones recientes de la física, especialmente en su rama cuántica. Si bien esta información no concernirá directamente al lector interesado en el campo de la psicología, su razón de ser es el contraponer modelos de la realidad no mecanicistas (como el de la f. cuántica) a las objeciones que muchas personas hacían en los años 70 y 80 sobre el universo no lineal despertado por las experiencias con LSD y otros psiquedélicos.
Le sigue un capítulo en el que presenta su modelo de psique humana elaborado a partir de observaciones de experiencias psiquedélicas en un marco terapéutico. Este modelo tiene tres niveles: el biográfico, el perinatal -concerniente al proceso del nacimiento- y transpersonal (o espiritual). Estas descripciones sirven de base a una posterior discusión y comparación del modelo transpersonal de Grof con otros modelos terapéuticos, como el freudiano, el perinatal de Rank, el energético Reich, el humanista, el conductista, el arquetípico junguiano... El autor presenta las diferencias entre estos modelos y el suyo, señalando puntos de coincidencia y las limitaciones que ve en cada uno de los otros modelos. En cierta manera Grof sugiere que lo desvelado por la terapia transpersonal reúne cada una de las aportaciones importantes de los otros modelos, pero sin limitar el 'resto de la psique' humana en un intento de interpretarla a la luz de los descubrimientos particulares de cada escuela.
Un interesante apartado discute grandes áreas de la psique humana, proclives a engendrar problemas psíquicos, y los explora a partir de las investigaciones nacidas de la práctica terapéutica con psiquedélicos. Las áreas son: la sexualidad, las raíces de la violencia, las depresiones, y las psicosis como un intento autónomo de la psique de solventar conflictos internos. Relaciona a su vez cada una de estas áreas con los tres niveles que presenta en su modelo: el biográfico, el perinatal y el espiritual.
Discutidos los universos de las diferentes escuelas de psicología occidentales, pasa a centrarse en la práctica de la psiquiatría, que suele entrar en escena para la resolución de conflictos psíquicos de carácter más agudo. La limitación e inconveniente a este modelo, según el autor, es el mecanicismo inherente que le lleva a considerar la psique humana, y el cerebro, como si de modelos cerrados se tratase. Definiendo 'lo aceptable' y lo 'no aceptable', la psiquiatría descarta en todo momento el intento de la mente para hallar significado a la existencia propia, o a solventar por sus propios medios los conflictos internos planteados. Así, la psiquiatría, es una imposición a la fuerza para volver a un modelo de funcionamiento aceptado, reprimiendo en todo momento experiencias 'no autorizadas' por su modelo orientado a la productividad.
Cierran este libro tres ensayos de alcance más amplio (social, cultural): la constatación que los desordenes psíquicos son intentos de la mente para sanarse a sí misma, o alcanzar niveles más altos de consciencia; la psicoterapia como práctica para la prevención de crisis mentales, así como para el crecimiento espiritual; y la constatación de que el modelo reduccionista occidental desemboca a una crisis espiritual global que atrofia importantes aspectos del espíritu humano, y desemboca en una crisis de alcance ecológico.
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