Comentario de la Librería
Pocos libros hay tan adictivos y apasionantes como este.
Cuando Leary escribió esta autobiografía contaba ya con 60 años, disfrutaba de una reposada y apacible relación con Barbara, se había retirado de la desbordante tarea de gurú de la LSD y había logrado apearse del sinnúmero de cárceles por las que la administración le había hecho pasar. Era tiempo de recapitular, emprender la necesaria y recomendable tarea de poner por escrito su decisiva y apasionada labor en el mundo del misticismo químico y la revolución psiquedélica de los años 60.
Escrito de forma en que su biografía personal y la biografía cultural de la época se van entrelazando como las cadenas de ADN (o los brazos de la B. caapi) Leary nos ofrece una versión personal -casi entrando en el terreno de la leyenda-, de lo que fueron los decisivos, alocados y creativos años de la irrupción de la LSD en la sociedad civil occidental; en el caso e Leary, primeramente en un entorno académico y artístico, manteniéndose en un punto equidistante del movimiento hippy y los altos vuelos de la política gubernamental.
Salpicando todo el libro con figuras relevantes de la época, vemos desfilar en él un considerable número de personajes conocidos, como Wasson con sus investigaciones micológicas -de las que partieron las inquietudes de Leary-, Metzner y Alpert -sus lugartenientes-, Al Hubbard -un Leary de altos vuelos-, Kessey y los alegres pillastres -una versión hippy de Leary-, o Alan Watts... Todo ello con el humor, la simpatía y la comprensión de un Leary que destila y condensa los perfiles de los personajes en certeros trazos, así como las situaciones que despertaron y marcaron a una época -que dicho sea de paso, desembocó en la tremenda e incontestable reacción del Gobierno Norteamericano, con Leary deambulando de un centro penitenciario a otro sin solución de continuidad.
En definitiva, un testimonio fundamental, ameno y trepidante de esa época en la que los psiquedélicos, tras su concepción física y cultural durante los 50, irrumpieron en un mundo mecanicista, aportando muchísima luz y un poco de confusión...
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