Comentario de la Librería
Nos encontramos ante uno de los grandes iconos de la cultura psiquedélica. O quizás ante el icono por antonomasia. Este libro es la narración novelada de la aventura Ken Kessey y los Alegres Pillastres, que a mediados de los años 60 decidieron emprender un viaje en autobús psiquedélico alrededor de los Estados Unidos. Y el viaje fue narrado por Tom Wolfe, otro de los grandes cronistas de la cultura estadounidense del siglo XX; dotado con una capacidad narrativa sin par, Wolfe entrevistó a los protagonistas de este viaje, y emprendió la titánica tarea de reconstruirlo literariamente en un libro que nos lleva en vivo y en directo a las escenas, acciones y situaciones que se desarrollaron durante este mítico happening -un tour alrededor de los EE.UU. que tomó como vehículo de desplazamiento físico a un viejo autobús escolar, y a la LSD como vehículo para los viajes espirituales.
La irrupción de la LSD en la sociedad americana de los años 60 tuvo tres facetas, o perspectivas de uso. Por un lado hubo intelectuales, como Huxley, que disertaron sobre lo que podían aportar estas sustancias a la sociedad occidental, huerta de espiritualidad y enfocada de forma obsesiva al automatismo. Luego encontramos a los activistas culturales, como Leary, que pasaron de un trabajo en un marco académico a convertirse en gurúes de la liberación de la consciencia. Y luego están los hippys, que en un nivel más llano y campechano representaron la tropa terrenal y practicante de esta revolución de las flores, que acabó por poner los pelos de punta a las autoridades gubernamentales: la la abolición de las convenciones sociales, el reencuentro con la naturaleza, los viajes espirituales que bien podían acabar en extravío o en una sobredosis de iluminación, el apearse del mundo de las oficinas y la productividad, el redescubrimiento de la sexualidad...
Ken Kessey, el protagonista de este libro, fue en cierta manera el filósofo de este movimiento popular, revolucionario y ácrata. Él fue una de las primeras personas que entraron en contacto con los psiquedélicos, al presentarse como voluntario para unas pruebas clínicas con la recientemente descubierta LSD. En medio de batas blancas y de funcionarios encargados de cumplimentar estadísticas, Kessey adivinó posibilidades más adecuadas para la sustancia, y emprendió así una andadura por su cuenta. El primer fruto que ofreció este sendero fue la redacción de otro icono de la cultura americana: Alguien voló sobre el nido del cuco, que es un alegato en favor de la libertad personal enfrente de la coacción servida y ofrecida por el sistema (curiosamente el cuco no tiene nido, y el título viene de una canción para niños que dice así: One flew east, one flew west, one flew over the cuco's nest). Los royalties que obtuvo de las ventas de este libro sirvieron para emprender el viaje en autobús que se relata en este libro: con Neal Cassady al volante, la Chica de la Montaña como compañera de sueños y los Alegres Pillastres como tropa danzante, este mítico autobús recorrió los Estados Unidos con un bidón lleno de LSD, organizando festivales musicales con el grupo de Jerry García, apeándose de la sociedad y bailando una danza cósmica al mismo tiempo que terrenal. Una aventura sorprendente y excepcionalmente bien narrada.
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