Introducción del libro
Los dos logros más destacados de los últimos 100 años son la teoría cuántica, nuestra visión de los átomos y de sus componentes, y la teoría general de la relatividad de Einstein, nuestra visión del espacio, el tiempo y la gravedad. Entre ambas explican prácticamente todo sobre el mundo y sobre nosotros mismos. De hecho, se puede argumentar que la teoría cuántica ha creado el mundo moderno, no sólo explicando por qué el suelo bajo nuestros pies es sólido y por qué el Sol brilla, sino también haciendo posible ordenadores, lásers y reactores nucleares. La relatividad podría no ser tan omnipresente en el mundo cotidiano, pero nos ha enseñado que hay cosas llamadas agujeros negros de los cuales nada, ni siquiera la luz, puede escapar; que el universo no ha existido siempre sino que nació en una titánica explosión llamada Big Bang; y algo más extraordinario: que las máquinas del tiempo son posibles.
Einstein dijo: «La mayor parte de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente simples y, por lo general, pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todas las personas». Mi larga experiencia me dice que estaba en lo cierto. Mi idea al escribir este libro era intentar ayudar a la gente corriente a entender las ideas principales de la física del siglo veintiuno. Todo lo que tenía que hacer era identificar las ideas clave en las que se basan la teoría cuántica y la relatividad (que resultan ser engañosamente simples) para mostrar entonces cómo todo lo demás se deriva de ellas de manera lógica e inevitable.
No obstante, es más fácil decirlo que hacerlo. La teoría cuántica en concreto es un conjunto de retales acumulados a lo largo de los últimos 80 años que nadie parece haber podido unir en una prenda sin costuras. Es más, los físicos no parecen hallar el modo de transmitir de forma inteligible algunas piezas clave de la teoría, como la «decoherencia» -que explica porque los átomos pueden estar en dos lugares al mismo tiempo, mientras que las personas no. Tras intercambiar correspondencia 'con muchos «expertos» empecé a pensar que la decoherencia debía ser rebautizada «incoherencia». Entonces caí en la cuenta de que quizás ni los mismos expertos lo entendían por completo. En cierto sentido eso fue liberador. Puesto que no parecía existir una visión de conjunto coherente, me di cuenta de que tenía que construir la mía a partir de las comprensiones que había extraído de lo que me había llegado de diferentes personas. Debido a ello, muchas de las explicaciones que se dan aquí no se encuentran en ningún otro lugar. Espero que sirvan para disipar un poco la bruma que rodea a las ideas clave de la física moderna para que podamos empezar a valorar en qué universo tan sobrecogedor y asombroso nos encontramos.
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