Prólogo del libro
Querido lector:
En marzo de 2013, impartí una serie de charlas en La Rioja sobre biodiversidad auxiliar en las explotaciones agrícolas, junto con los compañeros de la Asociación Riojana de Educación Ambiental (ARDEA). Durante las mismas, explicábamos a los agricultores las ventajas de tener un agrosistema diverso para reducir el impacto de las plagas en las explotaciones.
A raíz de las preguntas y conversaciones que tuvimos con aquellos agricultores, me di cuenta de lo poco que se conoce normalmente sobre el funcionamiento de los ecosistemas y su biodiversidad fuera de los círculos académicos. Especies indudablemente beneficiosas, como murciélagos, sapos, reptiles o arañas, así como plantas adventicias de todo tipo que pueden aportar ventajas a los agricultores, siguen siendo hoy perseguidas y exterminadas con rabia y odio por culpa de mitos y bulos, a veces tradicionales, a veces originados por grupos económicamente interesados en crearles mala fama.
Pero lo más preocupante no era que los propios agricultores no supieran lo que están haciendo, sino que muchas veces las autoridades supuestamente competentes (en toda España y Europa en general) toman medidas claramente contraproducentes para la estabilidad de los agrosistemas.
Contra toda recomendación científica, vemos habitualmente cómo se permite la dispersión de cebos envenenados contra los topillos, provocando la muerte de sus depredadores y aumentando las posibilidades de que haya nuevas plagas en años venideros; cómo se permite la caza libre de zorro en zonas consideradas como afectadas por los conejos, o cómo se permite incendiar linderos y ribazos en zonas afectadas por ácaros.
Todo esto, además, bien regado y condimentado con décadas de reinado de los agrotóxicos sobre el sentido común, hace que nuestros campos estén siendo sometidos a un asedio constante, a unos niveles que no se habían visto en la historia de la Tierra.
Y lo peor, es que los ecosistemas responden a estas agresiones de manera cada vez más virulenta e impredecible, como todos sabemos.
Por eso me decidí a escribir este libro, como breve compendio de los conocimientos científicos que se tienen actualmente sobre el papel de la biodiversidad auxiliar en los agrosistemas, con la esperanza de abrir los ojos de agricultores y gestores del medio sobre la importancia de mantener ecosistemas completos y complejos.
Los estudios científicos llevados a cabo a lo largo y ancho de todos los continentes donde se practica la agricultura, demuestran que existe una alternativa real y efectiva a las malas prácticas agrícolas llevadas a cabo por particulares y administraciones. Pero debemos ser nosotros las que las pongamos en marcha.
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