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En este manual de la 'autosuficiencia' John Seymour nos transmite tota su pasión, experiencia y decidida ilusión para que también nosotros podamos 'aprender' paso a paso las labores que han de llevarse a cabo en una pequeña explotación agrícola. Desde el cultivo de la tierra hasta el cuidado del ganado, pasando por la elaboración de conservas, la manufactura de las herramientas del campo, la poda de árboles frutales... o también la elaboración de quesos y yogures, o el cuidado de un panel de abejas para la obtención de cera y miel. Basándose, por una parte, en la perspectiva de que la industria moderna de alimentos ofrece alienación personal y además supone un peligro considerable para la vida natural y el medio ambiente, y por otro lado que las labores del campo demandan esfuerzo pero a su vez brindan satisfacción por los resultados obtenidos, el autor de este libro decidió 'predicar con el ejemplo' y establecerse en una pequeña granja en Inglaterra. Allí llevó a cabo una recuperación de las labores tradicionales de la vida en el campo, y después de ello y sin solución de continuidad, se lanzó a la divulgación de este ancestral oficio: escribiendo libros, realizando programas y entrevistas en la BBC o impartiendo formación en su propia finca. El libro se abre con un canto a las virtudes de la 'autosuficiencia': la satisfacción personal por realizar un trabajo con las propias manos para obtener alimentos, así un punto de interrogación por el sendero que ha emprendido el mundo moderno al mecanizar, industrializar y llenar de abonos químicos la vida en el campo. Las tres 'grandes secciones' del libro son: 1) Edificación, mantenimiento y gestión de una explotación agraria de tamaño familiar; 2) La labor de preparación, abonado, siembra, cultivo y cosecha de los campos -incluido el huerto familiar y la poda de los árboles frutales; y 3) El cuidado de los animales de establo y corral: gallinas, vacas, cabras, ovejas, conejos... su alimentación, reproducción, obtención de leche y preparación de productos derivados... (Para más detalles, ver el índice más abajo). Pero como John Seymour era un 'hombre para todo', en este libro sintió la necesidad de explicarnos mil y una cosas más: consideraciones sobre la caza, los frutos secos, recetas para elaborar comidas a partir de los productos cosechados, la obtención de energía eólica o solar, la elaboración de cerveza, mermeladas, la cestería, la alfarería, el curtido de la piel, o incluso la elaboración de ladrillos y tejas! En definitiva: todo un manual de supervivencia. A Seymour se le ha acusado de ser un romántico que propone un retorno idealista a la vida en el campo. Algo de cierto hay en ello, pues muchos soñadores (así como personas 'apocalípticas') han apreciado sus libros como un valioso tesoro para imaginar el día en que tendrán la oportunidad de tener un trozo de tierra para cuidar y cultivar (o como un manual para tiempos de supervivencia). Pero también es cierto que muchas personas utilizan estos libros como una valiosa fuente de información para dar sus primeros y segundos pasos en el cultivo de un huerto. Y para mostrar que Seymour no era sólo un radical, aquí van un par de extractos del prólogo del libro:
Con todo, uno de los mayores encantos del libro son los innumerables dibujos que sazonan todos sus páginas. Por lo demás, lo expuesto por el autor es fruto de su propia experiencia, por lo que el libro está escrito con conocimiento de causa. Y, además, su lectura resulta de lo más amena: al igual que el libro Plantas medicinales de Font Quer, si lo abramos aleatoriamente por alguna de sus páginas siempre hallaremos cosas interesantes que aprender. |
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Índice del Libro | ![]() |
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Podemos hacer las cosas nosotros mismos o pagar a otras personas para que nos las hagan. Son dos sistemas de abastecimiento que podríamos denominar 'sistema de autarquía' y 'sistema de organización', respectivamente. El primero tiende a crear hombres y mujeres independientes; el segundo supone hombres y mujeres integrados en una organización. Todas las comunidades existentes se basan en una mezcla de ambos sistemas; pero la proporción de uno y de otro son diversas. En el mundo moderno, durante los últimos cien años aproximadamente. se ha producido un cambio enorme y único en la historia: de la autarquía a la organización. A consecuencia de esto, las personas se vuelven cada vez menos autosuficientes y más dependientes. Pueden afirmar que tienen niveles de educación más altos que cualquier generación pasada; pero lo cierto es que no pueden hacer nada sin ayuda de otros. Dependen completamente de vastas y complejas organizaciones, de máquinas fabulosas, de ingresos monetarios cada vez mayores. ¿Qué ocurre cuando sobreviene el paro, la avería mecánica, las huelgas, el desempleo? ¿Proporciona el Estado todo lo necesario? En unos casos, sí; en otros, no. Muchas personas quedan atrapadas en la red de seguridad; y ¿qué ocurre entonces? Pues que sufren, se desaniman y hasta se desesperan. ¿Por qué no pueden ayudarse a sí mismas? En general, la respuesta es evidente: no saben cómo, nunca lo han intentado, no sabrían siquiera por dónde empezar. John Seymour puede decimos cómo ayudamos a nosotros mismos, y en este libro así lo hace; es uno de los grandes precursores del autoabastecimiento. El precursor no debe ser imitado, sino que hay que aprender de él. ¿Debemos hacer todo lo que John Seymour ha hecho y hace? Desde luego que no. El autoabastecimiento absoluto es algo tan desequilibrado y, en última instancia, tan absurdo, como la organización absoluta. Los precursores nos indican lo que se puede hacer; pero a cada uno de nosotros corresponde decidir lo que se debe hacer, esto es, lo que debemos hacer para devolver un cierto equilibrio a nuestra existencia. ¿Debe uno tratar de cultivar todas las plantas alimenticias necesarias para sí y su familia? Si intentase hacer tal cosa, probablemente haría poco más. ¿Y todas las demás cosas que hacen falta? ¿Hay que ser aprendiz de todo y maestro de nada? En la mayoría de los oficios resultaría uno totalmente inepto, sumamente ineficaz. Ahora bien, si se intentan hacer algunas cosas por sí mismo y en provecho propio, ¡qué diversión, qué alegría, qué liberación de toda sensación de dependencia absoluta de la organización! (Del prólogo del libro, por Dr. E.F. Schumacher, Comentador de la Orden del Imperio Británico) |
Las primeras preguntas que se nos plantean son dos: ¿De qué trata este libro? ¿Qué es el autoabastecimiento y cuál es su objeto? Pues bien, autosuficiencia no 6S «retroceso» a un pasado idealizado en el que las personas se afanaban por conseguir los alimentos por medios primitivos y se quemaban unos a otros, sospechosos de brujería. Es el progreso hacia una nueva y mejor calidad de vida, hacia una vida más grata que el ciclo super especializado de la oficina o de la fábrica, hacia una vida que 'devuelve al trabajo el aliciente y la iniciativa diaria, que trae consigo variedad, grandes éxitos en unas ocasiones y enormes fracasos en otras. Significa la aceptación de una responsabilidad plena por lo que se hace o lo que se deja de hacer, y una de sus mayores compensaciones es la alegría que nace de ver el desarrollo completo de cada tarea, desde sembrar el propio trigo hasta comer el propio pan; desde plantar un campo de forraje para cerdos hasta cortar una loncha de tocino. Autoabastecimiento no significa «retroceder» a un nivel de vida más bajo. Al contrario, es la pugna por conseguir un nivel de vida más alto, alimentos frescos, buenos, y orgánicamente elaborados, una vida grata en un ambiente agradable, la salud corporal y la paz mental que nacen de un trabajo duro y variado al aire libre, y la satisfacción que proviene de la realización correcta y eficiente de tareas difíciles y complicadas. Otra preocupación de la persona autosuficiente debería ser la actitud correcta hacia la tierra. Si alguna vez se llega a consumir, del todo o en su mayor parte, el petróleo del planeta, habremos de reconsiderar nuestra actitud hacia el único bien real y duradero que tenemos: la tierra. Algún día tendremos que sacar nuestro sustento de lo que la tierra pueda producir sin la ayuda de los derivados del petróleo. Puede que no deseemos mantener en el futuro un nivel de vida que dependa exclusivamente de complejos y costosos equipos y maquinarias, pero siempre querremos preservar un alto nivel de vida en los aspectos que realmente importan: buena alimentación, vestimenta, alojamiento, salud, felicidad y relaciones cordiales con los demás. La tierra puede sostenemos sin necesidad de aplicar cantidades ingentes de productos químicos y de abonos artificiales, ni de utilizar maquinarias costosas. Todo el que posea una parcela de tierra debe, sin embargo, aprovecharla del modo más racional, consciente e intenso posible. El pretendido «autosuficiente» que se sienta en medio de una maraña de romazas y cardos a hablar de filosofía debería volver a la ciudad, puesto que no hace ningún bien y ocupa una tierra que debería ser cultivada por otra persona que realmente pueda aprovecharla. |
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