Comentario de la Librería
Este es uno de los trabajos más importantes de Mircea Eliade. Publicado originalmente en 1949, cuando acababa de llegar a París exiliado ya de Rumania, en este trabajo el autor se propuso sentar las bases para un estudio del fenómeno religioso desde dentro, por sí mismo. La situación con la que se encontraba Eliade era que a lo largo del siglo XIX las creencias y los cultos religiosos se habían estudiado como 'subapartados' de otros campos del saber, como la etnografía, la economía, la sociología o la psicología, pero no como un tema con derecho propio (el s. XIX fue en cierta manera la gran época del ateísmo y no se concebía a lo sagrado o a las hierofanías como algo real, sino como algo simbólico o derivado de otros aspectos más palpables, como por ejemplo las relaciones sociales dentro de una determinada cultura).
Eliade, por su parte, había vivido en la India a principios de su carrera, estudiando el sánscrito y practicando el yoga en los Himalayas (con Dasgupta y Swami Shivanananda). De esta intensa estancia nació un libro sobre el yoga, que actualmente sigue considerándose un clásico. Al retornar a su país natal empezó una carrera como escritor de novelas, que se encuentran entre lo autobiográfico y lo fantástico: en cierta manera plasmó de una forma indirecta lo que había vivido en la India, la validez de las experiencias espirituales y su simbolismo e importancia en la existencia humana.
Así, al iniciar con este libro su carrera como estudioso del fenómeno religioso de forma sólida, lo primero que se propuso Eliade fue desligar el mundo de los mitos de otras interpretaciones que no tuvieran a ver con la experiencia espiritual, sagrada o numinosa... Así pues, tras una introducción al libro en la que presenta esta visión, Eliade se lanza a analizar los principales símbolos o temáticas que encontramos en el mundo religioso -curiosamente centrándose sobretodo en el mundo arcaico. En este sentido, más que un estudio de grandes sistemas de creencias, lo que se aborda en este libro son los símbolos 'elementales' (las piedras angulares) de la dialéctica entre el mundo sagrado y el humano.
De aquí que la lectura del libro sea fascinante, pues encontremos temáticas que quizás están ausentes en otros estudios: la creación del mundo por un dios/diosa que luego se 'aparta' del mismo, los dioses solares, la simbología lunar, los cultos de la fertilidad, la simbología del agua, los megalitos funerarios, la mujer y la agricultura, la vegetación y la simbología de los árboles, el espacio sagrado (los templos, el «centro del mundo»), la naturaleza cíclica del tiempo, o la simbología y dinámica de los mitos... Y para estudiar estos temas, más que valerse de la literatura religiosa, Eliade se basó en los datos que recopilaron los exploradores del siglo XIX cuando emprendieron su imparable carrera de 'exploración' de los confines del mundo: sociedades arcaicas de la India, de Australia, las creencias ancestrales de los pueblos de la China o de del Oriente Medio...
En cierta manera, con este libro Elíade sentaba una base para la edificación de su obra académica sobre el mundo religioso, de la que se ocupó hasta el final de su carrera, y que culminó con la monumental Historia de las creencias y de las ideas religiosas editada en 3 volúmenes. El libro que nos ocupa es un buen complemento a este testamento del autor.
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