Fragmento del libro
Capítulo 1
El Tao del que puede hablarse
no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse
no es el Nombre eterno.
Lo eternamente real es innombrable.
El nombre es el origen
de todas las cosas particulares.
Libre de deseo, comprendes el misterio.
Atrapado en el deseo, sólo ves sus manifestaciones.
Y, sin embargo, misterio y manifestaciones
brotan todos de la misma fuente.
A esta fuente se le llama oscuridad.
Oscuridad de oscuridades;
he aquí la puerta a toda comprensión.
Capítulo 37
El Tao nunca hace nada,
mas a través de él todo se hace.
Si los hombres y las mujeres poderosos
pudieran centrarse en él,
todo el mundo se transformaría
por sí mismo a su ritmo natural.
Las gentes estarían contentas
con sus vidas simples y cotidianas,
en armonía y libres de deseo.
Cuando no hay deseo
todo está en paz.
Capítulo 44
Fama o integridad: ¿Qué es más importante?
Dinero o felicidad: ¿Qué es más valioso?
Éxito o fracaso: ¿Qué es más destructivo?
Si miras a otros en busca de plenitud
nunca alcanzarás la auténtica plenitud.
Si tu felicidad depende de posesiones
nunca estarás feliz contigo mismo.
Conténtate con lo que tienes;
regocíjate en que las cosas son como son.
Cuando comprendes que nada falta,
el mundo entero te pertenece.
Capítulo 44
Cuando pierden su sentido de reverencia,
las personas vuelven su mirada a la religión.
Cuando ya no confían en sí mismas,
comienzan a depender de la autoridad.
Por ello, el Maestro no se exhibe
para que la gente no se confunda.
Puesto que enseña sin enseñar,
la gente no tiene nada que aprender.
Capítulo 81
Las palabras verdaderas no son elocuentes;
las palabras elocuentes no son verdaderas.
Los sabios no precisan probar su opinión;
quienes precisan probar su opinión no son sabios.
El Maestro no tiene posesiones.
Cuanto más hace por otros,
mayor es su felicidad.
Cuanto más da a los demás,
más grande es su riqueza.
El Tao nutre porque no fuerza.
Porque no domina, el Maestro guía.
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