Primer capitulo del libro
En la Naturaleza, salvo raras excepciones como las zonas áridas, no existen tierras desnudas. En todas partes la tierra está cubierta o bien por plantas vivas, o por restos vegetales como las hojas muertas en el bosque o las hierbas secas en las praderas. Por tanto, ¿por qué dejamos la tierra desnuda en el huerto? Hacer un huerto ecológico, ¿no es ante todo inspirarse en la Naturaleza?
Dejando la tierra desnuda el horticultor se expone a multitud de problemas: erosión, compactación, desecamiento, formación de una «costra estructural por la lluvia» que reduce la infiltración del agua y estorba la nascencia de los cultivos ... En resumen, que comporta numerosos fenómenos que no favorecen la vida de la tierra ni la obtención de una buena estructura. La primera acción de un horticultor debe ser por tanto proteger la tierra.
Cultivar abonos verdes antes o después de un cultivo, o entre dos cultivos, permite proteger rápidamente la tierra. Esta cobertura vegetal, que actúa como un empajado, protege la superficie de la tierra de las lluvias fuertes y de la erosión provocada por la escorrentía o el viento. El agua en vez de caer directamente sobre la tierra, con el riesgo de que se forme una costra estructural poco permeable al aire, y por tanto poco favorable al desarrollo de la vida de la tierra, resbala suavemente a lo largo de las plantas y se infiltra lentamente en la tierra.
Cubrir la tierra también permite limitar las variaciones de temperatura y de humedad, creando una zona tampón que favorece la actividad de los seres vivos de la tierra (lombrices, bacterias, hongos...), que suelen entrar en letargo o disminuyen su actividad en un medio demasiado seco o demasiado frío. Y el mantenimiento de la vida en la tierra es uno de los pilares de la agricultura ecológica. De hecho, no sólo las famosas lombrices, sino todo el conjunto de microorganismos de la tierra, juegan un papel esencial en el reciclado de la materia orgánica y su transformación en minerales asimilables por las plantas.
Los abonos verdes poseen claras ventajas para ser empleados como cobertura vegetal de la tierra son poco exigentes en agua y minerales, presentan una fácil germinación y un rápido crecimiento, y pueden producir mucha biomasa que permitirá una buena alimentación de los seres vivos de la tierra cuando sean incorporados a la misma. Se pueden sembrar en cualquier tipo de tierra desarrollándose en periodos bisagra relativamente cortos; a principios de primavera; a mitad de verano entre dos cultivos; o al final del verano, antes de las heladas invernales.
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