Comentario de la Librería
Este libro propone un análisis de la cultura psicodélica de los años 60, así como de la 'enteogénica' de los años noventa, desde un ángulo reflexivo -llevando a cabo un análisis crítico de lo acontecido. Yendo y viniendo, avanzando y retrocediendo, el autor nos presenta en este ensayo un juicio sobre los bienes y los males de lo que ha dado de sí la creatividad cultural relacionada con las sustancias visionarias...
Redescubiertas durante el período que va de mediados del siglo XIX a la mitad del XX, estas plantas y sustancias fueron empleadas en la 'antigüedad' con propósitos chamánicos o religiosos. En la actualidad, sin un manual demasiado claro de 'instrucciones de uso', su empleo ha surgido a base de aproximación y tanteo, de ensayo y error -y, sobretodo, en un entorno cultural sin dioses, carente de las referencias espirituales mínimas que aporten un sentido que dé fuerza a la Existencia. En el peor de los casos, como diría el filósofo, nos encontramos inmersos en una sociedad técnica, mecánica, productiva y con una propaganda encaminada a explotar aquello de que 'el logos se ha establecido en su nivel material'. Pero es precisamente en este contexto en el que los enteógenos tienen su juego: en el redescubrir el mundo del espíritu en toda su amplitud -aun que sea sin unos puntos de referencia o anclaje mínimos que sirvan para orientarse.
Dentro de la contracultura, de la psiquedelia o de la enteogenia, diversos pasos se han ensayado para desbloquear esta estructura rígida e inerte, para romper tanto con un pasado anacrónico como con un presente amenazador: ensayando y creando experimentos que han dado como resultado tanto aciertos como errores: pequeños monstruos así como esperanzados ángeles. Huxley, Leary o Jünger, entre otros personajes, aconteceres y propuestas desfilarán a lo largo de este ensayo para dar a conocer los aciertos y los errores de toda esta corta pero intensa andadura. En el trasfondo del ensayo hay una pregunta: ¿Qué es lo que ha ido mal para que el 'movimiento psiquedélico' no haya triunfado? -al menos a un nivel social, o político. Quizás una de las ausencias haya sido la incapacidad de crear, de dar nacimiento, a nuevas imágenes, a un nuevo contexto simbólico o espiritual. Ante ello, una posible vía de 'continuación' sea la emboscadura propuesta por Jünger: un plegar velas e intentar una continuación del viaje a nivel personal -pero no necesariamente colectivo.
En definitiva, una reflexión necesaria sobre lo que ha acontecido durante estos últimos años en torno a los enteógenos, sin dejar de considerar el pasado y proyectándose hacia el futuro.
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