Fragmento del libro
Introducción
El entusiasmo por los huertos y jardines nunca ha tenido tanta vitalidad, lo mismo en el campo que en la ciudad, y cada vez somos más los que soñamos con verdes jardines paradisíacos, llenos de aves, de insectos, de niños... y sin embargo, las cifras llevan a la reflexión. Los jardineros y horticultores aficionados todavía usan más de 5.000 toneladas de pesticidas al año. Esta desmesura da que pensar. Hemos de asumir que algunos terrenos agrícolas esconden peligrosas moléculas dispuestas a emigrar a nuestro plato, a la tierra y hasta al agua del grifo. En Francia el Gobierno ha puesto en marcha una campaña de información para reducir esta cantidad un 50 para el año 2018. Para los agricultores ecológicos el objetivo parece poco ambicioso, puesto que un huerto o jardín plantados con sentido común y cultivado de modo que se favorezcan los equilibrios naturales, ¿necesita de tales arsenales?
Al mismo tiempo, y para dar respuesta a los nuevos desafíos, vemos cómo se va ampliando la gama de productos de tratamiento ecológicos. Generalmente están compuestos por sustancias simples, y generalmente envasados de forma eficaz. Con su certificación como no dañinos para el medio ambiente, y la reputación de proporcionar al huerto o el jardín una floreciente salud, ¿los podemos considerar como una panacea? No en todos los casos... sobre todo porque suelen retraer a los horticultores por el precio, un freno para cambiar de método de cultivo en tiempos de crisis. Este libro se inscribe en la cruzada de las verdaderas ambiciones ecológicas, tratando de reducir al máximo las compras de productos para tratar, de fertilizantes y de todo tipo de insumos de los que generaciones de horticultores han sabido prescindir. La idea es proponer una amplia gama de preparados ecológicos adaptados a todas las situaciones, sanos, naturales y elaborados por uno mismo por poco dinero, o incluso sin coste alguno.
Os invito a redescubrir preparaciones sencillas a base de plantas, y también de productos básicos como la arcilla, la cal, el bicarbonato, el jabón potásico... Algunos productos cotidianos encuentran un uso eficaz en el huerto o en el jardín: los posos del café, el suero de la leche, las cenizas, ya no se tiran.
A lo largo de estas páginas descubriréis unas sesenta recetas. No os precipitéis a ensayarlo todo, no tenéis por qué necesitarlas todas. Comenzad usando las que tengáis más a mano. No es nada complicado, lo importante es lanzarse a hacer infusiones de plantas o a remover la arcilla.
Poco a poco iréis descubriendo qué preparados funcionan mejor, cuáles se adaptan mejor en vuestro caso a talo cual planta. Trabajando previamente en la estimulación de las plantas con los preparados a base de algas, los extractos fermentados de plantas o de líquidos exudados del compost (té de compost), iréis olvidando poco a poco el concepto de tratamiento curativo para, sencillamente, habituaros a dinamizar y fertilizar con delicadeza desde la primavera.
Muy al contrario de los tratamientos agresivos, descubriréis el poder de lo infinitamente pequeño, la eficacia de los bioestimulantes, de los aceites esenciales, el pequeño empujón de una decocción de cola de caballo, para recuperar la armonía en el huerto o jardín.
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