Comentario de la Librería
Este libro es uno de los clásicos de la literatura psicoactiva. Se trata de un estudio sobre numerosas plantas psicoactivas, centrándose sobretodo en sus efectos y su historia, así como los usos y costumbres de los pueblos que las conocen de antaño. Junto al libro de Mordecai Cooke (Las siete hermanas del sueño) y el de Ernst von Bibra (Plantas intoxicantes), este ensayo forma parte del terceto de investigaciones solventes sobre las plantas intoxicantes que se escribieron a finales del siglo XIX o principios del XX.
El origen de estos libros lo encontramos en la copiosa información etnográfica que llegaba a Europa procedente de todas partes del mundo, como consecuencia de los viajes, estancias y exploraciones de europeos alrededor del planeta. Si por una parte este conocimiento del empleo de numerosas plantas psicoactivas llamaba la atención de los europeos, más lo hacía los 'pintorescos' efectos que estas sustancias provocaban en el ánimo del ser humano. Si bien en Europa ya estábamos familiarizados con el alcohol, el tabaco o el café, plantas como el kava-kava, la Amanita muscaria, el peyote, el betel o la nuez de cola, ampliaban el espectro de posibilidades y efectos desconocidos para los europeos.
Las plantas y sustancias tratadas en el libro se organizan en 5 grandes secciones, que agrupan los psicoactivos según el tipo de efecto que ofrecen. Estas categorías son: embriagantes (como el alcohol o el éter), excitantes (como el khat o la anfetamina), euforizantes (o narcóticos, como el opio y la morfina), hipnóticos (como tranquilizantes o el kava) y por último los de tipo phantastica (que incluye la ayahuasca o el peyote entre otros). Esta agrupación de las sustancias psicoactivas según sus efectos tuvo una buena aceptación, y aun hoy en día numerosos libros que tratan sobre plantas psicoactivas siguen clasificándolas de acuerdo con esta ordenación propuesta por Lewin.
Una de las secciones más destacadas del libro es el apartado dedicado a las plantas visionarias (que el autor denomina phantastica, palabra que a su vez otorga título al libro). Además de la ayahuasca y la Amanita muscaria, Lewin dedica un apasionado relato al peyote, el cactus visionario mexicano -que de hecho fue bautizado científicamente como Anhalonium lewinii en su honor. En realidad fue en 1886 cuando el autor publicó su primer estudio sobre esta cactácea y la mescalina -uno de sus principios activos-, después de realizar un viaje a Estados Unidos en el que se entrevistó con nativos americanos miembros de la Native American Church -que emplean el peyote como sacramento en su religión. Las descripciones de Lewin fueron tan entusiastas que se encuentran en el origen del interés de Aldous Huxley por los alucinógenos, y que le condujeron a realizar su primer ensayo con mescalina, que a la vez serviría de base para su libro Las puertas de la percepción y el sostenido interés de Huxley por los visionarios.
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