Fragmento del libro
Überlingen, 30 de marzo de 1991
En el siglo XXI el consumo de drogas aumentará aún más. Esta predicción se basa en la retirada de los dioses y el triunfo de los titanes en el Olimpo. Durante el dominio de los 'férreos' aumenta el anhelo del ser atemporal. Apolo se aleja y el verso se debilita; Dionisos aparece como un titán y regala apariciones.
Pero hay que esperar también una domesticación de esos delirios, como ocurría con el vino y sus éxtasis cuando llegaba de la India. El adepto será 'regulado' por médicos y farmacólogos y, por otro lado, los gurús y los lectores de sueños lo contendrán con tabús. Lo guiarán hacia una inteligencia mayor, como antaño los hierofantes de los eleusinos. De este modo se le quitó al vino el exceso... sacramental.
No es posible evitar algunas pérdidas al hacerlo; son normales desde entonces.
Wilflingen, 20 de febrero de 1995
Al doctor Domenico Conte:
Al respecto le recomiendo la lectura del magnífico capítulo que mi hermano Friedrich Georg dedicó a Prometeo en sus Mitos griegos. Los dioses crean de la plenitud: Prometeo produce.
«Prometeo, asiente orgulloso de las obras de su espíritu y de su mano, y este orgullo regresa con el hombre prometeico hasta la deformación, hasta la autovaloración del trabajo y del trabajador, que vuelve a introducir el sisifismo en la vida.»
Wilflingen, 10 de enero de 1995
Por lo que decía, Friedrich Nietzsche se sentía como en casa en el siglo XXI, ante cuyos umbrales nos encontramos. En él es de esperar también la edad del superhombre, cuya llegada anunció su profeta.
Del superhombre no es de esperar una aproximación a lo divino, tal como Leonardo la representó como artista o Alejandro como general. El superhombre es un titán. En él triunfa la voluntad de poder. Sus deseos quieren eternidad, pero no alcanzan a lo atemporal.
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