Contraportada
En una sociedad en la que el hombre tiene acceso lícito a un sinfín de armas capaces de poner en peligro el bienestar de la comunidad, el individuo acepta sin más dejar en manos de los legisladores su acceso a unas plantas y sustancias de uso inmemorial.
En lugar de centrarse en la bien conocida injusticia o ineficacia de las leyes que regulan el consumo de drogas y fármacos, el autor demuestra que, bajo la apariencia de estar velando por los vulnerables miembros de la sociedad y salvaguardando el interés común, la guerra que el Estado ha declarado a las drogas coloca al individuo bajo una tutela médica permanente y le obliga a renunciar a unos derechos inalienables, esto es, el derecho a disponer de sí mismo y el derecho a la propiedad.
A través de su defensa de nuestro derecho a las drogas y retornando la reflexión que iniciara en Droga y ritual) Thomas Szasz pone de manifiesto que bajo esta cruzada gubernamental maquillada de iniciativa terapéutica se esconde la eterna dicotomía entre autocontrol y coacción estatal que, en definitiva, pone en peligro la supervivencia de una sociedad que tiende a delegar sus responsabilidades.
Este libro provocativo y estimulante sacudirá muchas de nuestras convicciones, como lo hiciera ya El mito de la enfermedad mental con nuestras ideas acerca de la locura y la psiquiatría hace más de treinta años.
«El Dr. Szasz ha escrito un análisis sutil y profundo acerca de los interrogantes morales que surgen a raíz de la prohibición de las drogas. Independientemente de que esté a favor o en contra de la legislación actual, la lectura de este libro transforma la visión de los problemas reales que plantea» (Milton Friedman, Premio Nobel de Economía).
«Todo lo que escribe es contrario a las verdades establecidas, mostrando un pensamiento subversivamente libre, que desmitifica lo que trata y asombra por su serena lucidez.» (Enrique González Duro, El Mundo).
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