Comentario de la Librería
Anita Moorjani es una mujer india cuya familia se trasladó a vivir a Hong Kong cuando ella contaba con tres años de edad. De espíritu curioso e ilusionado, pasó un periplo de dificultades en la escuela debido a la inadaptación 'cultural', causada por la confusión mental entre la tradición india heredada, las creencias cristianas que encontró en algunas escuelas (por aquel entonces Hong Kong un protectorado Inglés) y las tradiciones autóctonas de origen chino. ¿Cuál de ellas sería la más acertada? ¿Cuál entre ellas debería escoger como la más adecuada?
Para acabar de complicar las cosas, superada la adolescencia encontró igualmente una gran distancia entre sus ilusiones vitales y la supuesta moderación que la cultura hindú espera encontrar en una mujer. ¿Debía casarse, o bien emprender largos viajes? Ilusiones y desilusiones, paciencia familiar y desconcierto...
Con todo, Anita acabó sufriendo un cáncer (leucemia) que le llevó, al cabo de cuatro años, a un estado realmente delicado. Descartando someterse a sesiones de quimioterapia y de radioterapia (debido a que una amiga suya acaba de morir de cáncer a pesar de estos tratamientos), y emprendiendo un largo periplo buscando la curación en diversos tipos de medicinas alternativas -con un resultado, en la mayoría de los casos, más bien relativo-, finalmente acabó por ingresar en un hospital en un estado de coma.
Pero, al mismo tiempo en el que era ingresada en un estado tan grave, su mente vivía una experiencia extracorporal (una «experiencia cercana a la muerte», o ECM). De repente se sintió separada de su cuerpo, en un estado de total bienestar y beatitud, sintiéndose unida con todo el cosmos, con todo lo existente, comprendiendo que todos los seres participan de una forma directa y creativa en esta danza divina que es el universo.
Para sorpresa de familiares y doctores, Anita, acabó por recuperar a un estado de conciencia habitual, emprendiendo un camino de recuperación de la leucemia que padecía. Contra todo pronóstico o esperanza, al cabo de unos meses su enfermedad había remitido y Anita volvió a recobrar un estilo de vida habitual, sin necesitar una silla de ruedas y recuperando sus fuerzas y su peso normales.
La autora relacionó la recuperación de su enfermedad con la experiencia mística que la ECM le había proporcionado. Y reconoció, así mismo, el origen de su leucemia en la forma inadecuada en que vivió la vida durante su infancia y juventud: en lugar de 'ser ella misma' siempre había intentado complacer a los demás, a base de intentar adaptar su manera de ser a las 'diferentes' normas culturales que había encontrado en su entorno, al mismo tiempo que se volcaba constantemente en encontrar 'la verdad' y la solución a sus inquietudes personales en fuentes externas a ella misma, en los más variados sistemas 'alternativos' que encontraba a su alrededor.
Con ello, además de dar un paso hacia la sanación, Anita empezó a abogar por revalorizar la valiosa individualidad que cada ser tiene dentro del infinito tejido del Cosmos: una manera de sentir, pensar y participar en el universo que es única, pero que al mismo tiempo debe ser respetada y honrada -principalmente por el propio depositario-.
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