Comentario de la Librería
Este fue el último libro escrito por Huxley, y en cierta manera representa una contrapartida a su obra Un mundo feliz, escrita durante su primera madurez. Si en esta primera obra 'utópica' el autor nos presentaba una sociedad automatizada, 'perfecta' pero a la vez idiotizada y deshumanizada por la ingeniería genética, los medios de producción y una droga de la felicidad que mantenía aletargados a los individuos, en esta segunda obra Huxley nos describe un mundo consumista y dominado por las multinacionales, a la vez que enfrentado por una guerra de dominación suprema, que en definitiva no hace otra cosa que sumir al mundo en el caos. Pero esta vez, en lugar la droga popular que garantiza una felicidad sin queja, Huxley nos presenta una pequeña comunidad humanista que vive en una isla alejada del mundo, y que emplea un hongo visionario que otorga el conocimiento trascendente y una paz de espíritu que está ausente en el resto del planeta.
La narración se desarrolla a partir de la visita a esta pequeña comunidad de un periodista que procede del mundo 'neurótico', y su lento proceso de aproximación de los rituales, forma de vida y comprensión de la existencia de esta apartada comunidad de personas -que sin pretender conquistar al otro, opta por el conocimiento del sí-mismo.
Uno de los puntos sobre los que gira esta fábula, además de la 'conversión' del emisario del mundo de la locura, es el ofrecer una tercera vía de salida a lo que Huxley planteó en su libro Un mundo feliz. Si en esa primera ocasión Huxley, mordazmente, daba sólo dos vías de salida a los humanos -la locura o la alienación- en esta ocasión lo que se presenta en La Isla es el sendero de la cordura, que nace del conocimiento de uno mismo, de la ausencia de voluntad de dominio y del contemplar la aventura en este planeta con su necesaria conexión a unas dimensiones humanas de la espiritualidad.
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