Comentario de la Librería
Un título más exacto para este libro hubiera sido: 'Una historia PERSONAL de las drogas' (o mejor aun: 'Un encuentro personal con las drogas psiqúedélicas', o, 'Una investigación personal sobre el uso de los enteógenos'). Y ciertamente, así es. Lo que nos narra el autor en este libro es su propio periplo personal en el camino del autoconocimiento, sus pensamientos, sus lecturas, experiencias y los encuentros con otros psiconautas a lo largo de su búsqueda por este sendero.
El autor se define como un habitante de Nueva York, ex-ateo_escéptico_y_cínico, que un buen día decidió emprender el camino de la búsqueda espiritual. Armado con lecturas de Jung, Walter Benjamin o Terence McKenna, Pinchbeck tomó la senda de los psiquedélicos para comprobar si en este mundo había algo más que materia amalgamada con un poco de nihilismo. Si bien en un primer momento no consideraba que los enteógenos fueran la vía más tranquila y segura para el despertar espiritual, sí que pensaba que sería una vía rápida de iniciación. Ni corto ni perezoso, Pinchbeck nos narra en este libro sus primeros periplos por la espiritualidad en la India, su aterrizaje en Gabón para iniciarse en el culto del Bwiti -una iglesia africana en la que se consume la iboga como sacramento... En viaje de búsqueda personal ha empezado. En el texto iremos encontrando, sin solución de continuidad, un tuti-frutti de viajes, lecturas, reflexiones, experiencias psiconáuticas, viajes al mundo chamánico contemporáneo, encuentros con otros psiconautas -metidos también en el camino la búsqueda espiritual...
Entre los lugares por lo que el autor nos lleva de viaje encontraremos también el famoso y pintoresco Burning Man -un festival anual que se celebra en las arenas del desierto de Nevada, en el que se mezclan figuras post-hippies, la psiquedelia ambulante y la tecnología cibernética. Puestos a ir a lugares más 'respetables', nuestro autor se introduce también en las célebres conferencias sobre etnobotánica celebradas en Palenque (México), en las que participaba el popular Terence McKenna. Entre encuentros y conversaciones con otros psiconautas va discurriendo el libro, que si de alguna no carece es de una cantidad de información ingente.
Para adentrarnos en el apartado chamánico que se menciona en el subtítulo del libro, iremos con el autor a la selva amazónica, en busca del conocimiento tradicional de la ayahuasca entre los indios secoyas, en busca del viaje interior, de la experiencia con este material vegetal arcaico -a la vez que nos va describiendo el panorama más o menos en descomposición que uno encuentra en esos parajes: aculturación, industrias petroleras... Y para no quedarnos cortos en experiencias psiconáuticas, encontraremos al autor experimentando en occidente también con sustancias químicas -en este caso con la sorprendente DMT, o bien con una sustancia que el autor considera más que desveladora y tenebrosa: la DPT.
Daniel Pinchbeck, en su periplo de búsqueda de sentido a la existencia, no deja de visualizar Occidente como la madre de todos los males: la destrucción compulsiva del planeta para obtener una tajada más de recursos naturales, que no servirán más que para fabricar más cachibaches, que al mismo tiempo engordarán nuestra colección de objetos inútiles para fomentar el hastío de la existencia. De todas maneras el autor tampoco ve los enteógenos como una vía infalible para trasladarse a un mundo lleno de sentido y felicidad. En los contrastes entre el uso tradicional de estas sustancias y el pobre conocimiento moderno que tenemos de las mismas, el autor nos descubre un mundo espiritual tan misterioso y lleno de peligros y oportunidades como, podríamos decir, nuestro conocido y habitual universo material. Todo sigue siendo un problema de conocimiento y de discernimiento -parece sugerirnos.
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