Comentario de la Librería
Tercer volumen de la Historia de las Drogas, que arranca con las primeras investigaciones en los años 50 del siglo XX del uso de los psiquedélicos en el campo de la psicoterapia, poco después del descubrimiento de la LSD, así como del menos conocido estudio de estas sustancias por la CIA para ser utilizadas como arma de guerra...
Si bien estas dos vertientes pasaron desapercibidas por parte de un público general, lo que no aconteció de forma tan sigilosa fueron los primeros contactos de escritores y filósofos occidentales con las sustancias visionarias: Huxley con su ensayo de 1953, Jünger con el más desapercibido Visita a Godenholm, Michaux y Benjamin... Lo que aconteció aquí fue el redescubrimiento de la experiencia visionaria por parte de un mundo que hacía ya tiempo que vivía inmerso en un paradigma mecanicista, en una visión materialista del mundo que llevaba a la explotación de los recursos y a una alienación del ser humano, que había quedado despojado de su relación con la transcendencia.
No tardaron en llegar los tambores que lanzaron este mensaje al gran público, sobretodo en EE.UU. Leary, el ubicuo y enigmático Hubbard, Ken Kessey y sus alegres pillastres del autobús, el movimiento pacifista, los hippys, el misticismo psiquedélico, la revolución de las flores... Y de aquí a la reacción de la administración Norteamericana sólo hubo un paso, pues la concepción del mundo que mantiene la sociedad moderna chocaba frontalmente con lo desvelado por los psiquedélicos. Todo ello acabando por desembocar en las primeras leyes draconianas contra las drogas de principios de los años 70, y que en una década llevaron a la declaración de la 'guerra contra las drogas'.
Y es aquí dónde se abre la segunda parte del libro: el estudio, repaso y análisis de un proceso que saltándose las todas las reglas ilegaliza la gran mayoría de sustancias psicoactivas, mantiene a la población el una ignorancia y confusión sin precedentes, genera la adulteración en serie de las sustancias que aparecen en el mercado negro, crea un comercio ilegal de millones, con la corrupción asociada, prohíbe la investigación para aplicaciones terapéuticas de las sustancias psicoactivas, genera una sobrepoblación en las cárceles sin precedentes, crea policía numerosa para controlar algo que en definitiva no se puede censurar. Una situación surrealista, difícil de gestionar y caótica que dejó como herencia la legislación absolutamente cerrada en cuanto al estudio de las nuevas sustancias que reaparecieron en occidente durante la segunda mitad del siglo XX; o sea, la declaración de la guerra contra las 'drogas' (o un determinado tipo de drogas').
|