Comentario de la Librería
¿Existe el mundo de las hadas y los elfos más allá del reino de la imaginación de los niños, o de su perpetuación a través de las tradiciones y las leyendas populares? ¿Y cómo son estos seres cuando se manifiestan al ojo humano? En otras épocas su 'existencia' se daba por sentada... Del los tiempos del Imperio Romano, en que se les erigieron altares, o del continente americano, así como desde numerosos países de Europa, nos han llegado relatos que nos hablan de las bellas y enigmáticas hadas, así como de los traviesos y trabajadores 'duendes'.
Una zona geográfica con una extensa tradición de leyendas y creencias en relación a las hadas y los elfos son las Islas Británicas. No en vano, de allí han surgido volúmenes de peso sobre las características y la personalidad de los habitantes del universo natural, como es el caso del enciclopédico Diccionario de las Hadas, de Catherine Briggs. Pero más allá de la recopilación de creencias y tradiciones, la apariencia de estos seres que aparecen y desaparecen misteriosamente, y que son comúnmente divisados por niños o por las gentes del campo, no quedaban muy claras para el amplio público.
En este libro viene a solventar esta tradicional vacío ilustrativo sobre el mundo feérico. Los magníficos dibujos de los Brian Froud y Alan Lee, reproducidos con una calidad magnífica y un formato generoso, describen un gran número seres feéricos típicos de las Islas Británicas. De hecho, desde su aparición, las ilustraciones de este trabajo han sido celebradas por su gran habilidad, siendo elevadas, en cierta manera, a la categoría de clásicos contemporáneos del mundo de los seres feéricos.
Y, junto a los dibujos, encontramos también textos explicativos sobre la personalidad y las características de estos diminutos e impredecibles seres. Nuevamente, resiguiendo las tradiciones y los dichos populares británicos, los autores han completado su labor con rigor y honestidad presentando la parte luminosa y los claroscuros de un mundo que se rige por su propias leyes, pues más allá del carácter travieso y juguetón de los elfos, exponen también en los sortilegios, los enfados o las consecuencias de las visitas inesperadas e inoportunas de los humanos al mundo de los elementales.
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