Comentario de la Librería
Este es un viaje a través de textos que diversos autores hispanoamericanos han dedicado a la ebriedad y a las drogas durante el último siglo. En cierto sentido este es un ensayo personal porqué lo emprende la autora para su propio disfrute y placer; pero también es compartido porqué ofrece su fruto a aquellos lectores que quieran acompañarla por estos senderos.
Más que un estudio académico, este libro es una aproximación estética y poética al tema de la literatura ebria: es un viaje a través de las mentes de los autores y del contexto en el que crearon -y es también un diálogo personal de la autora intentando descubrir lo que esperaban encontrar en el mundo de la ebriedad determinados escritores: como Rubén Darío, Valle Inclán con su famosa pipa de kif, el laureado Octavio Paz (con su escepticismo sobre la suerte que correrían los enteógenos en una cultura con una concepción lineal del tiempo), o Miguel Ángel Velasco -con sus poemas dedicados a Albert Hofmann.
Todas estas 'aproximaciones' entre literatura y ebriedad acontecían en un contexto 'sin dioses' -como ya había profetizado el mismo Nietzsche. El siglo XIX fue por excelencia el del triunfo del nihilismo y, al mismo tiempo que la poesía quedaba desligada definitivamente de los mitos -como observó Octavio Paz-, así mismo lo hacían las drogas visionarias: no más cantos y visiones a la trascendencia, sino que ahora el horizonte quedaba volcado en el interior de uno mismo: la búsqueda de dentro para fuera... en el contexto de un mundo en el que se desvanecían sentidos y significados.
Como ocurrió en otros países occidentales, la irrupción de las drogas exóticas en España o Latinoamérica se produjo a raíz de los 'viajes' de exploración y colonización que emprendieron Francia o Inglaterra por el Oriente Medio a mediados del siglo XIX. De allí llegaron el opio o el hachís, vegetales a los que la recién nacida química añadiría compuestos psicoactivos como la morfina, o bien la LSD -que vendría acompañada por nuevos descubrimientos como los hongos mágicos o la mescalina... Y, en cierta manera, entre estos dos polos discurre el libro: por una parte las primeras aproximaciones a las plantas embriagantes orientales, a finales del XIX, y luego el encontronazo con los potentes desveladores de la mente, una vez pasado el ecuador del siglo XX.
Quizás este no sea un libro 'exhaustivo', pues como señala la autora no es posible trazar la influencia de las drogas en todos los textos publicados -a no ser que lleven una indicación explícita por parte de sus autores. Pero este ensayo tiene muchas virtudes: entre otras, además de una buena comprensión de la escena, la de ofrecer una redacción con un estilo a la 'altura de las circunstancias': ágil, poético y en constante diálogo con las mentes de los escritores referenciados.
En definitiva, un libro de agradable lectura en el que se unen pensamiento y estilo.
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