Comentario de la Librería
Este libro es un pequeño atentado perpetrado en la azotea de la psicología transpersonal. No es una sospecha sobre su método terapéutico, ni tampoco sobre las bases teóricas de esta práctica; más bien es un estudio que se centra en las concepciones espirituales que han emanado de esta rama 'mística' de la psicología moderna. Ferrer, su autor, 'deconstruye' y reconstruye esta visión espiritual, intentando hallar una versión más libre y dinámica -y menos rígida y piramidal- de la espiritualidad emergente.
En un mundo en el que los sistemas religiosos tradicionales están sucumbiendo o colapsándose -o, dicho de forma más liviana, han entrado en una fase de senectud, vejez, arteriosclerosis-, y tras una fase de ateísmo o nihilismo militante, abanderado por perspectivas científicas o mecanicistas, muchas personas están volviéndose hacía una nueva espiritualidad, buscando una concepción de lo trascendente libre de dogmas y sobretodo volviéndose hacia antiguas concepciones místicas y rescatando de ellas lo que más valor pueda tener. Parte de este renovado interés se originó durante la revolución psiquedélica de los 60, y encuentra un punto de referencia en lo que se denominó 'la filosofía perenne', o sea, un intento de depurar lo esencial de todos los sistemas de creencias, elevándolos y disponiéndolos en una especie de estructura piramidal con un vértice supremo dónde todo converge. Y en cierta manera esto es lo que ha hecho también la psicología transpersonal -los trabajos de Grof o Wilber-, al elaborar un marco espiritual nacido de las experiencias transpersonales: validar la filosofía perenne organizando el lenguaje transpersonal del inconsciente en una estructura piramidal de trascendencia.
Hasta aquí bien. Pero el autor se hace una pregunta: ¿existe un sistema de creencias realmente superior a otro? O sea: ¿hay realmente vías o caminos más válidos que otros, que se acercan o aproximan más a la verdad? ¿No estaremos edificando un 'nuevo' sistema de creencias que potencia ciertos valores y que al mismo tiempo infravalora otros? ¿Es posible construir una imagen de la espiritualidad que deje de lado ciertas opciones personales o colectivas? Para lanzarse a su interrogatorio el autor emplea un método más o menos moderno para el análisis de las ideaciones: la 'deconstrucción' y la 'reconstrucción' de las creencias e imágenes que tenemos de las cosas -o sea, 'desmontar' el castillo para ver qué se encuentra en su base, identificar allí posibles contaminantes, para luego volverlo a 'reconstruir' sin estos condicionantes. Y el 'error' que encuentra Ferrer en la base de la construcción de la espiritualidad moderna es una asunción que se había heredado de la ciencia: que es posible explicar el universo a partir de una teoría que lo engloba todo, modelo del cual penden las demás explicaciones particulares de los fenómenos y las cosas. Todo pende jerárquicamente de una realidad suprema. (Pues bien, este presupuesto 'científico', aplicado a la espiritualidad, es lo que pone en tela de juicio el autor de este libro). Así, ¿porqué no aceptar la pluralidad de opciones y caminos participativos como igualmente válidos en el sendero espiritual?
Pero la reconsutrucción de Ferrer no se queda simplemente aquí, sino que se abre necesariamente a una concepción de la espiritualidad como un sistema plural y dinámico, eternamente creativo y sobretodo participativo: o sea, que el ser humano -y con él todo lo existente en el universo- forma parte de esta danza de la existencia.
|