Primer capitulo del libro
En la senda de la libertad farmacológica
Hacia finales del siglo XIX y principios del XX el opio, el láudano, la morfina, la heroína, el éter, el cloral, la cocaína, el hachís, y otras sustancias psicoactivas que en la actualidad tenemos por drogas peligrosas, recibían la misma consideración que cualquier otro fármaco. Bien como genéricos, bien en la composición de numerosas especialidades o específicos, constituían productos de venta libre, y su empleo estaba generalizado con fines terapéuticos convencionales para el tratamiento de multitud de síntomas y enfermedades en todos los estratos sociales, sobre todo entre médicos, farmacéuticos, auxiliares, enfermeros, enfermeras, familiares y pacientes de confianza, es decir, entre las personas que tenían más conocimientos sobre sus efectos y un acceso más fácil. Los especialistas de la época así venían a reconocerlo al constatar la gran extensión del hábito de la morfina entre los propios facultativos:
Levinstein cuenta 32 médicos por cada 82 morfinórnanos [39 %]; Obersteiner, 97 por 143 [67,8 %]; Burkart, 45 por 85 [52,9 %]; Mattison, 3 por 3 [100 %]; Landowski, 56 por 160 [35 %]; Pichon, 17 por 66 [25,7%].
A título ilustrativo, podemos decir que, según una revista científica y profesional consagrada a la «defensa de los derechos e intereses de la clase farmacéutica», sólo en los hospitales españoles venían a consumirse unos 20 kilos de clorhidrato de morfina y lo kilos de clorhidrato de cocaína al año.
Por otra parte, y a pesar de su poder psicoactivo, estas sustancias no sólo se vendían en boticas, droguerías y herboristerías, según estipulaban las Ordenanzas para el ejercicio de la profesión de Farmacia, comercio de drogas y plantas medicinales (1860), sino que en muchos casos también podían adquirirse en comercios de especias, abacerías, coloniales y ultramarinos, a un precio que podía oscilar entre las 5 pesetas que costaba un gramo de heroína y los lo céntimos que valía un gramo de éter, pasando por los 3040 céntimos que costaba el gramo de láudano, los 60 céntimos del gramo de opio en polvo, la peseta del gramo de extracto de cannabis, las tres pesetas del gramo de morfina y las 4 pesetas que valía el gramo de cocaína.
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