Médico, escritor, espiritista...
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Biografía |
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Médico de formación, Conan Doyle escribió a la edad de 28 años su primer relato de la serie de Sherlock Holmes (se trataba, nada más y nada menos que del famoso Estudio en Escarlata). Desde ese momento el detectivesco personaje de ficción de las novelas de Doyle se convirtió en uno de las figuras literarias más populares de la historia, y su creador no pudo escapar a la fama otorgada por semejante hallazgo, hasta el punto que al querer finalizar la serie con una 'muerte prematura' de su personaje, el clamor popular le obligó a 'resucitarlo' en una siguiente entrega para satisfacer al gran número de aficionados a los relatos de intriga.
Fiel reflejo y heredero de las tendencias de su época, Sherlock Holmes remonta su línea de genealógica a investigadores de ficción creados por el escritor francés Gaboriau y por Edgar Allan Poe, uniendo su método de investigación y deducción lógica al ferviente espíritu logico-científico de la época. Holmes realiza así sorprendentes deducciones y hallazgos fruto de su fenomenal capacidad de relación y deducción, encontrando pistas e iluminando hechos que a su querido y fiel acompañante, el doctor Watson, no hacen más que dejarle boquiabierto. Tal es la potencia mental del investigador, y su placer por solucionar casos imposibles, que el personaje de Doyle usa el extracto de la hoja coca para aliviar sus períodos de inactividad, y así proporcionarse un 'método artificial' para estimular su prodigiosa mente -no olvidemos que en esa época Freud había publicado sus primeros ensayos sobre la coca-.
Conan Doyle tiene una faceta menos conocida en su biografía, pero a la que él acabo dando mayor importancia. Tras la pérdida de tres familiares próximos (su hijo, su hermano mayor y su madre), Doyle se vuelva hacia el espiritismo, como un camino para reencontrar a los seres queridos y a su vez para estudiar el fenómeno de la supervivencia de la conciencia. Desde este momento de inflexión, la actividad de Doyle se centra en el estudio, los encuentros con espiritistas y una frenética actividad como conferenciante sobre el tema.
Dentro de sus investigaciones en el terreno de lo 'parapsíquico', Doyle también recabó en el estudio de los pequeños seres de la naturaleza, las hadas y los elfos. De este particular interés nació un famoso libro en el que narraba, casi a modo de su alter-ego Sherlock Holmes, el caso de unas fotografías tomadas por unas niñas en las que aparecían unas hadas danzarinas -imágenes sobre las que nunca ha podido demostrarse un asomo de falsificación.
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