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Rich Strassman es una de las pocas personas que recibió permiso para investigar con psiquedélicos durante los años 90, en el convulso siglo XX. Y obtuvo un permiso, nada más y nada menos, para estudiar la potente y controvertida DMT (dimetiltriptamina), una sustancia que hacia los años 30 se sintetizó en un laboratorio y que posteriormente, durante la década de los 50, se identificó en numerosas plantas alrededor del mundo. Una de estas plantas es la Psychotria viridis, uno de los vegetales que sirve de ingrediente para la ayahuasca. De hecho, tal y como estableció Dennis McKenna, los efectos psicoactivos o visionarios de este bebedizo chamánico amazónico se deben a la DMT, este componente que, si bien es inactivo al ser ingerido oralmente resulta inactivo, al combinarse con otras plantas se vuelve activo. Esto es así debido a que el sistema digestivo humano degrada rápidamente la DMT, pero al ingerirse también inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAOs, como por ejemplo la harmala y la harmalina, presentes en la Banisteriopsis caapi), este metabolismo queda bloqueado, permitiendo que la DMT permanezca activa en el cuerpo humano durante unas horas. Pero la DMT no sólo se ha encontrado en diversos vegetales, sino que se ha detectado su presencia también en mamíferos. Entre ellos, el ser humano. Y de aquí que haya sido propuesta su posible relación con el mundo de los sueños (por el bioquímico Jace Callaway, por ejemplo). Rick Strassman va un poco más allá y plantea en este libro al posible relación de la DMT con las potentes e impactantes experiencias cercanas a la muerte, u otros tipos de experiencias visionarias que puedan acaecer, aparentemente, de forma espontánea. De hecho, la DMT es una de las sustancias que proporcionan una experiencia visionaria más intensa -por lo menos, si se administra de forma intravenosa, o bien inhalada, para sortear así el proceso de degradación que empieza en el sistema digestivo, y que es atenuada por la presencia de los IMAOS-. Esta intensidad en sus efectos, así como la localización de la producción de la DMT en los humanos en la glándula pineal, fue lo que llevó a Strassman a sugerir esta posible relación de la DMT con los acontecimientos extraordinarios, intensos y de contenido espiritual que pueden acaecer a las personas que se aproximan a la muerte -es como si el organismo humano, ante esta situación excepcional, reaccionase produciendo un incremento en la producción de esta molécula espiritual-. Pero más allá de esta hipótesis interesante y extrema, el Dr. Strassman también investigó en sus ensayos el posible uso de la DMT como un ayudante a los proceso de psicoterapia, en procesos de autoconocimiento así como la investigación en general sobre la mente o el alma humana. |
Índice del Libro |
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De 1990 a 1995, el Dr. Rick Strassman realizó en la Universidad de Nuevo México estudios clínicos aprobados y financiados por el gobierno de los Estados Unidos, en los que inyectó a 60 voluntarios con dimetiltriptamina (DMT), uno de los psicodélicos más potentes que se conocen. Su recuento pormenorizado de esas sesiones constituye una interesantísima indagación sobre la naturaleza de la mente humana y el potencial terapéutico de los psicodélicos. La DMT, una sustancia química derivada de las plantas que se encuentra en la ayahuasca, una infusión psicodélica del Amazonas, también es producida por el cerebro humano. Esta sustancia, liberada naturalmente por la glándula pineal, facilita al alma su entrada y salida del cuerpo y es una parte integrante de las experiencias del nacimiento y la muerte, así como de los estados superiores de meditación e incluso de la trascendencia sexual. Si se utiliza sabiamente, la DMT podría dar paso a un período de extraordinario progreso en la exploración científica de las regiones más místicas de la mente y el alma humanas. El Dr. Rick Strassman es Profesor Clínico Asociado de Psiquiatría en la facultad de medicina de la Universidad de Nuevo México.
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En 1990, emprendí la primera investigación que se hacía en Estados Unidos en más de veinte años acerca de los efectos de las drogas psicodélicas o alucinógenas sobre los humanos. En estos estudios se investigó la N,N -dimetiltriptamina, o DMT, una sustancia psicodélica muy poderosa y de brevísimo efecto. Durante los cinco años que duró el proyecto, administré aproximadamente cuatrocientas dosis de DMT a sesenta voluntarios humanos. Esta investigación se realizó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, donde yo ocupaba el puesto permanente de Profesor Adjunto de Psiquiatría. Lo que me atraía de la DMT era su presencia natural en el organismo humano. Creía que la fuente de esta sustancia era la misteriosa glándula pineal, un minúsculo órgano situado en el centro del cerebro. La medicina moderna sabe muy poco sobre la función de esta pequeña glándula, que tiene una abundante historia 'metafísica'. Por ejemplo, Descartes decía que la glándula pineal era la «sede del alma» y, según las tradiciones místicas occidentales y orientales, el centro de nuestro espíritu más elevado se encuentra precisamente allí. Por lo tanto, me preguntaba si la producción excesiva de DMT por la glándula pineal tenía que ver con los estados «psicodélicos» que ocurren naturalmente. Entre ellos cabe mencionar las experiencias del nacimiento, la muerte, las experiencias cercanas a la muerte, la psicosis y las experiencias místicas. Un tiempo después, cuando el estudio ya estaba bien avanzado, empecé también a considerar el papel de la DMT en las experiencias de «raptos por extraterrestres». El proyecto sobre la DMT se basó en los conocimientos más avanzados de neurología, especialmente en lo que se refiere a la psicofarmacología de la serotonina. Sin embargo, mi propia experiencia personal, que incluía varias décadas de relacionarme con un monasterio de entrenamiento budista zen, influyó decisivamente en la forma en que preparábamos y supervisábamos a la gente en sus sesiones de drogas. En DMT: La molécula del espíritu se examina lo que conocemos acerca de las drogas psicodélicas en general y la DMT en particular. Se hace un recuento del proyecto de investigación sobre la DMT desde sus primeros pasos a través de un laberinto de comités y juntas de examen, hasta sus resultados propiamente dichos. Aunque todos creíamos en las propiedades potencialmente beneficiosas de las drogas psicodélicas, los estudios no se concibieron con fines terapéuticos, por lo que los participantes en nuestra investigación eran voluntarios saludables. El proyecto generó abundantes datos biológicos y psicológicos, mucho de los cuales ya he publicado en la bibliografía científica. Por otro lado, casi no he escrito nada sobre los relatos de los voluntarios. Espero que los muchos extractos que he incluido aquí, sacados de más de mil páginas de notas personales, darán una idea de los extraordinarios efectos emocionales, psicológicos y espirituales de esta sustancia química. Los problemas internos y externos que fueron surgiendo en la investigación nos llevaron a poner fin a los estudios en 1995. A pesar de las dificultades con que tropezamos, soy optimista en cuanto a los posibles beneficios del uso controlado de las drogas psicodélicas. Sobre la base de lo que aprendimos en la investigación de Nuevo México, ofrezco una perspectiva amplia sobre el papel de la DMT en nuestras vidas y, a modo de conclusión, propongo un programa de investigación y las condiciones óptimas para el trabajo futuro con la DMT y otras drogas conexas. |
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