Prefacio del libro
Conocí personalmente a Shri B.K.S. Iyengar, y me impresionaron su erudición y su entendimiento de la relación entre la mente y el cuerpo.
La conversación que mantuvimos puso de manifiesto que el yoga y el budismo tienen muchos términos en común, aun cuando sus connotaciones puedan diferir. En la tradición budista empleamos también, por ejemplo, el término yoga, que, sobre todo en la tradición Vajrayana, hace referencia a la utilización de la energía física como parte de la práctica de la meditación, reconociendo que el movimiento de la mente y del cuerpo están intrínsecamente conectados. Se explica que practicar la purificación y orientación de las energías físicas ocupa un lugar fundamental a la hora de adiestrar y disciplinar la mente. Nosotros creemos que nuestras acciones (karma) y las emociones perturbadoras (klésa) que las provocan nos arrastran al ciclo del sufrimiento, pero que, si somos conscientes de la pureza natural de la mente, podemos liberamos por completo de ese sufrimiento. Por eso adiestrar y disciplinar la mente es tan importante.
Todas las tradiciones religiosas y espirituales creen en la bondad innata de los seres humanos, y todas ellas existen para desarrollar y fortalecer dicha cualidad. Dado que los seres humanos tienen diversas disposiciones mentales y distintos intereses, es inevitable que las distintas tradiciones religiosas pongan el acento en distintas filosofías y modos de práctica, diversidad que es, de hecho, una fuente de enriquecimiento. Debido a la impresionante variedad de las disposiciones intelectuales y emocionales de los seres humanos, es preciso que exista una variedad de tradiciones y prácticas espirituales que atiendan a nuestras necesidades respectivas. Pero lo más importante es la práctica en la vida cotidiana, pues así aprenderemos poco a poco a conocer el verdadero valor de cualquier enseñanza que sigamos.
Lo que necesitamos es un buen corazón, una mente disciplinada y un cuerpo sano. No son nuestros deseos de transformación los que la harán realidad, sino el trabajo serio, constante y continuado. Ver a este hombre rebosar de energía a los 93 años, y su actitud hacia sus alumnos, es una inspiración para todos.
Este libro presenta la tradición del yoga, tal como lo enseñó el gran maestro indio Patañjali, que un gran profesor contemporáneo ha interpretado para nuestros tiempos. Le deseo a Shri Iyengar una larga vida llena de salud.
(Dalai Lama)
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