Contraportada
Este libro parte de la consideración de que todo cine, con independencia de su género, es por naturaleza fantástico, es cine drogado. Como dijo Artaud, referente fundamental de este ensayo, «si el cine no está hecho para traducir los sueños o todo aquello que en la vida despierta se emparenta con ellos, no existe». Veneno inofensivo, virus del subconsciente, nirvana sentimental que sublima el vicio... Todo eso es el cine.
Las páginas de este ensayo traen a colación películas que han abordado la temática concreta de las drogas. Evidentemente, no están todas; sí las suficientes (El hombre del brazo de oro, El pico, Easy rider, Trainspotting, la atrabiliaria Arrebato, etcétera) para poder pensar sin prejuicios el cine y la ebriedad. Es en el arte y en elcerebro donde se cometen los grandes pecados.
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