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Librería Muscaria |
Libros sobre Tanatología |
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Pocos libros de tanatología hablan sobre lo que puede acontecerle al moribundo poco antes del deceso. Algunos estudios se centran en las ECM (experiencias cercanas a la muerte), o en el estudio del proceso del duelo; otros en la supervivencia de la consciencia tras la muerte, o bien en el proceso del acompañamiento por parte de familiares, amigos o personal médico. Pero, ¿alguien se interesa sobre las vivencias interiores de la persona que se aproxima al proceso a la muerte? Pues este ars moriendi del siglo XXI, escrito por neuropsiquiatra y neurofisiólogo inglés, enfoca la atención hacia un fenómeno poco estudiado en nuestros días. Se trata de las apariciones o visiones que la persona puede tener de familiares ya fallecidos, amigos o conocidos -igualmente traspasados- o incluso de personas que en un primer momento no resultan reconocibles por el moribundo. Esto, en cuento a occidente. En otras culturas menos secularizadas que la nuestra (como por ejemplo la hindú), estos personajes suelen asociarse en mayor medida a figuras religiosas relacionadas con el proceso del tránsito (divinidades, o seres asociados). Estos acontecimientos que rodean el fenómeno del morir (el ars moriendi), suelen ser poco compartidos por las personas a quienes acontecen -así como escasamente conocidos por sus familiares y allegados-, quizás debido al miedo de que sean considerados como una fantasía, como una forma de delirio, o bien que se interpreten como consecuencia de su deterioro físico. De todos modos, estos fenómenos suelen ser de una gran importancia para la persona que las experimenta, pues aunque no sean muy frecuentes (parece que solo acontecen a un 10% de los moribundos), en una buena parte de los casos el sujeto los recibe, los interpreta y las integra como un mensaje tranquilizador y reconfortante del 'más allá' que, en cierta medida, anticipa una bienvenida al reino de la otra existencia, ocasionado un notable sentimiento de serenidad, paz mental y aceptación del proceso. Este es el tema principal del estudio -al que los autores han dedicado un trabajo más profundo y extenso de investigación-, pero hemos de ser conscientes que este ensayo abarca también muchos otros aspectos que rodean la última fase de la vida, como los cuidados paliativos, el proceso de despedida, la reconciliación con familiares o la asistencia psicológica y espiritual de la persona, entre otros (que son tratados con más brevedad, pero con claridad y acierto). En resumen, una cuidada edición (con tapa dura, buena tipografía y composición) de un estudio llevado a cabo con seriedad y honestidad, acerca de un tema que hasta ahora representaba un tabú en nuestra sociedad. |
Índice del Libro |
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La muerte es el gran tabú de nuestra cultura, el gran fracaso de la civilización moderna. Los progresos en medicina nos han permitido prolongar la vida pero no nos han enseñado nada acerca de cómo morir. El enigma de la muerte sigue sin respuesta y necesitamos un nuevo Ars Moriendi para el siglo XXI. Al igual que Consciencia más allá de la vida, de Pim Van Lommel, este libro de Peter y Elizabeth Fenwick aporta una rica y fundada documentación sobre el fenómeno del morir: visiones de los moribundos, que a menudo reciben «visitas» de familiares o amigos ya fallecidos, sueños premonitorios o clarividentes, contactos telepáticos, coincidencias sincrónicas que aparentemente no guardan relación, o las experiencias que tienen algunos enfermos mientras están clínicamente muertos; en suma, un variado conjunto de vivencias que sugieren que el ser humano no es una criatura unidimensional y que la anticuada visión mecanicista del siglo XIX que aún rige entre nosotros resulta enormemente restrictiva al considerar los estados ampliados de la mente como científicamente irrelevantes. Sin embargo, lejos de ser provocados por la patología o los medicamentos, estos fenómenos psicológicos subjetivos del fin de la vida individual forman parte de un proceso interno estructurado, cuyo carácter «espiritual» está lleno de sentido para la persona que lo experimenta. Este libro abre un nuevo campo especulativo a todos estos fenómenos psíquicos para encontrar un significado diferente a la muerte, que nos haga perder el miedo a morir y recobrar por ello la libertad de vivir. Peter Fenwick, neuropsiquiatra y neurofisiólogo, miembro del Royal College of Psychiatrists de Inglaterra, es conocido internacionalmente por sus estudios sobre la epilepsia y por sus pioneras investigaciones de las experiencias cercanas a la muerte. Elizabeth Fenwick es autora de varios libros sobre salud, problemas familiares, embarazos y cuidados infantiles. Asimismo, se ha dedicado durante años a la asistencia psicológica de enfermos terminales. |
Explorando la experiencia final Mi interés en estas experiencias del final de la vida (EFV) lo suscitó la descripción que me envió Pauline Drew de la muerte de su madre:
Hacía años que me interesaban las experiencias cercanas a la muerte y, junto con el doctor Sam Parnia, había estado estudiando las que se producían en las unidades de cuidados coronarios y eran referidas por pacientes que habían sufrido un paro cardíaco.' Descubrimos, al igual que otros investigadores,« que alrededor de un diez por ciento de los pacientes que se recuperan de un paro cardíaco dicen haber tenido una experiencia cercana a la muerte. Dado que esos pacientes estaban clínicamente muertos en el momento en cuestión, nos pareció más apropiado llamarlas experiencias »de muerte real« en lugar de experiencias »cercanas« a la muerte. Tales experiencias de muerte real (EMR) presentan las mismas características que las experiencias cercanas a la muerte (ECM), a saber, la entrada en la luz, hacia un espacio que en general parece un maravilloso jardín, y el encuentro con familiares fallecidos que dan la bienvenida al recién llegado y en ocasiones lo envían de vuelta; pero lo que más llama la atención y resulta más memorable para la persona es la calma y paz que siente y, en los casos de experiencias más intensas, la inmensa compasión, amor y luminosidad que percibe a su alrededor. Se trata de una vivencia que la reconforta y le transmite seguridad y una sensación de compañía y apoyo, junto con la certeza de saber que si se queda con sus familiares habrá muerto y ya no regresará. Aquella descripción me intrigó; en primer lugar, porque contenía muchos elementos de las experiencias cercanas a la muerte: la luz, la sensación de paz, la idea de que la madre de Pauline había tenido la oportunidad de vislumbrar otra realidad en la que de buena gana habría deseado quedarse, así como la desaparición de cualquier temor a la muerte; y, en segundo lugar, por la impresión de que la madre de Pauline había regresado de esa experiencia sabiendo de algún modo que moriría al día siguiente. Esto me hizo pensar que quizá no deberíamos considerar tales experiencias de forma aislada, como algo que ocurre sólo cuando la vida está a punto de extinguirse, sino como parte de un proceso continuo, esto es, un proceso único, el proceso de morir, una parte del cual puede consistir en su preparación, que se iniciaría unas horas o incluso unos días antes de la muerte. Así pues, empecé a examinar estas experiencias con mayor serenidad. La oportunidad de reunir más datos al respecto me llegó cuando respondía a una entrevista sobre las experiencias del final de la vida que concedí a un periodista escocés. La reacción del público me confirmó que los fenómenos en el momento de la muerte son más comunes y más variados de lo que yo había pensado. |
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