Comentario de la Librería
«Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento.» (Hipócrates)
«El padre de la enfermedad pudo haber sido cualquiera, pero no cabe duda de que la madre fue la mala dieta.» (Proverbio chino)
Este es realmente un libro útil. No hay nadie que escape al riesgo de padecer una enfermedad u otra -desde un resfriado pasajero hasta una enfermedad crónica. Y este es un estudio que nos enseña a prevenir y combatir estas dolencias mediante la alimentación. Pero este no es un libro folklórico, o de la new age, o un divertimento para pasar el reato; a pesar de su ánimo divulgativo, su amenidad y su claridad, la información que presenta está basada en centenares de estudios llevados a cabo en universidades, así como numerosas conversaciones con investigadores de la materia. Estos trabajos se han llevado a cabo para conocer la correlación entre determinados tipos de enfermedades y los alimentos ingeridos (o los que se dejan de ingerir), llegando a conclusiones bastante sorprendentes.
¿Sabía que comer una zanahoria al día reduce en más de un 50% el riesgo de padecer cáncer de pulmón? ¿O que comer 30 gramos diarios de pescado azul reduce a la mitad el riesgo del infarto de miocardio? Por su parte, el té verde es una infusión maravillosa: protege de varios tipos de cáncer (especialmente el de piel), así como de la caries, y tiene propiedades antibacterianas, antiulcerativas, anticoagulantes, antivirales y diuréticas, además de proteger las arterias. ¿Sabía que la artritis reumatoide y la fatiga crónica a menudo son un una reacción alérgica a determinados alimentos? La leche materna debe tener sus buenas razones para existir y subsistir: en un estudio llevado a cabo mostró que los niños que tomaron leche materna presentaban 10 puntos más en el test de CI respecto a los alimentados con fórmulas lácteas (no, ahora no es momento de preguntar a su madre: piense en sus hijos...). ¿Y la piña? Sus propiedades antiinflamatorias son notables, así como la ausencia de efectos secundarios al ingerirla... Y así para un sinfín alimentos, enfermedades y dolencias. No va en broma: este es un libro realmente infinito -como podrá ver echando una ojeada a su índice.
Detrás de todos estos estudios y conclusiones se encuentra el fabuloso mundo de las vitaminas, de los minerales y los oligoelementos, sólo que en esta ocasión los hallamos camuflados en el mundo de los vegetales, en los alimentos que ingerimos. Otros libros han hablado de las maravillosas oportunidades que abren los estudios sobre las vitaminas para la salud humana, y algunos de ellos -los más radicales- recomiendan ingerir directamente cápsulas de complementos nutricionales. Cabe apuntar algunos reparos a esta opción:
1) Algunas personas son alérgicas a estas soluciones y prevenciones encapsuladas; este libro vegetalista y marinero es una buena opción para ellas.
2) Los complementos nutricionales encapsulados no son siempre completos o de una calidad suficiente; por ejemplo, en muchos complejos vitamínicos encontramos que la vitamina E es de origen sintético -una forma que se asimila con más dificultad que la de origen natural.
3) Si bien en países como EE.UU. existen buenos complementos vitamínicos, vamos por el camino de que tarde o temprano queden excesivamente regulados o prohibidos -a través de la OMS! ¿Oscuros intereses o torpeza mundana? Da igual: aquí tenemos una fuente de medicamentos que nunca se podrán prohibir.
4) A pesar de lo mucho que se avanza en la elaboración de complementos nutricionales, la naturaleza siempre lleva un buen tramo de adelanto al mundo de la técnica; el ajo, por ejemplo, contiene hasta 15 antioxidantes diferentes! -en comparación a los 4 que llevan los mejores complementos dietéticos...
5) En este manual de alimentación médica encontramos no sólo vitaminas, minerales o oligoelementos, sino que también hallamos vegetales que tienen compuestos con propiedades antiinflamatorias, o antivirales, por ejemplo.
Lea este libro y téngalo a mano en su biblioteca. Es un manual infinito, bien documentado, de amena lectura y utilidad asegurada (aunque sólo sea para prevenir, que es mejor que curar).
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