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Los autores de este libro plantean un nuevo estilo de alimentación, que ellos han denominado Crudessence (o alimentación viva). Principalmente se basa en elaborar platos sin cocción, sin gluten, vegetarianos, veganos, de proximidad y ecológicos. O, por lo menos, invitarnos a que ensayemos este tipo de nutrición, pues estos filósofos de la cocina tampoco son unos integristas: no pretenden que el lector se convierta a una nueva religión, sino que nos ofrecen 180 simpáticas y originales recetas para probar y estudiar cómo repercuten en nuestro propio estado de ánimo, de vitalidad y de salud. Las ventajas: una alimentación más saludable, digestiones más ligeras, menos alergias, mejor aprovechamiento de los nutrientes, más encimas digestivas, menor toxicidad, mayor vitalidad… Los riesgos: olvidar mantener un equilibrio y variedad en la ingesta de proteínas (que se lleva a cabo fácilmente a base de semillas y germinados), y también mantener una ingesta mínima de vitamina B12 (que puede realizarse mediante algas o suplementos). Pero no olvidemos que los autores no nos piden que nos convirtamos en unos vegetarianos o crudívoros estrictos, sino que tan sólo nos invitan a ensayar nuevas recetas y que nosotros mismos comprobemos su impacto en nuestro bienestar, casi al modo de un juego, o que las incluyamos como complemento a nuestra dieta habitual. Para llevar a cabo estas recetas se parte de alimentos como verduras, hortalizas, frutos secos, semillas, pseudocereales (quínoa, trigo sarraceno), algas y fruta, entre otros. Ya las técnicas: el remojo, el germinado, la fermentación, la deshidratación… Y los platos: desde los entrantes a los postres, pasando por bebidas, las ensaladas, sopas, platos principales, fermentados o patés (recetas a las que hay que reconocer una gran originalidad e imaginación). Con todo este simpático, desenfadado y suculentamente ilustrado libro nos convida a experimentar con un nuevo tipo de alimentación, ofreciéndonos 180 recetas que harán las delicias de la persona aficionada a la cocina, con platos ligeros, digestiones fáciles y probablemente haciéndonos sentir más vitales. De hecho, por la gracia de sus recetas y el encanto de las ilustraciones, este libro también se ha convertido en el recetario favorito incluso de personas que siguen una alimentación más o menos convencional -aquellas personas aficionadas a la cocina y con ganas de experimentar-. |
Índice del Libro |
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Delicias crudas es el libro estandarte del movimiento canadiense Crudessence. Propone el descubrimiento de una nueva y deliciosa manera de cocinar, abierta a todas las personas que quieran incorporar recetas sanas y sabrosas a su alimentación y aprender a comer mejor. Vegana y sin gluten, la alimentación viva no precisa de cocción para obtener sabrosos platos de gran poder nutritivo y desintoxicante. En el menú: terrina de nueces pecanas al eneldo, velouté de espinacas con pistachos, ensalada azteca, tarta de lima y aguacate y una gran variedad de manjares que convertirán cada comida en un momento para disfrutar. Además, en este libro también es posible encontrar numerosas recetas de panes, tentempiés y bebidas vivificantes que ayudarán a mantener un alto nivel de energía durante toda la jornada. Este libro está dirigido a todos los los que:
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La idea de una dieta que consiste solo en alimentos de origen vegetal y sin cocción no es ni mucho menos reciente. Lo cierto es que el único ser del planeta que cocina sus alimentos es el hombre, y sin embargo su constitución fisiológica es la de un primate. Nuestro aparato digestivo está concebido para funcionar de manera óptima con la ingesta de fruta, verduras de hoja, algas, frutos secos y semillas. El aparato digestivo de los primates no resulta adecuado para consumir grandes cantidades de carne o cereales, ni desde luego productos químicos o alimentos procesados o modificados genéticamente. La lógica manifiestamente perfecta e incontestable de la naturaleza es nuestra guía y, como tal, nos incita a seguirla en nuestras elecciones diarias. El hombre consiguió sobrevivir a la era glacial por medio de la caza y desarrolló las civilizaciones sedentarias gracias al cultivo de los cereales. Cocinar los alimentos se reveló entonces como un medio muy útil para transformarlos, eliminar las bacterias patógenas y favorecer una correcta asimilación. Para adaptarse, el hombre adaptó su medio, pero lo que no se transformó fue su aparato digestivo. Una vez asegurada la supervivencia, el ser humano mantuvo la carne en su dieta, pero esta dejó de ser vital. Incluso Pitágoras, el célebre matemático de la antigua Grecia, fundó una cofradía intelectual en la que el régimen vegetariano era una condición indispensable. Uno de sus alumnos, Hipócrates, considerado hoy el padre de la medicina y que también seguía un régimen vegano en su mayor parte sin cocción, declaró cierta vez: «Que tu alimento sea tu medicina». ¿Puede haber una frase que resulte hoy de más actualidad? Los cereales, que tan útiles fueron a la humanidad al asentar la producción local e instaurar la seguridad alimentaria, están hoy sujetos a reinterpretación. Las verduras, los germinados, la fruta y las legumbres poseen una mayor condensación de nutrientes, y además resultan más digestivos y curativos que los granos. El aumento de alergias e intolerancias, sobre todo al gluten, ¿no constituye una señal? No estamos hablando de eliminar los cereales, sino más bien de situarlos en el lugar que les corresponde. Hoy en día, la dieta crudívora se ha convertido en un asunto apasionante. Puede verse a la vez como moda, puesto que innova y desmonta por completo las viejas ideas, y como sólido movimiento social, ya que se basa en razonamientos científicos, responde a una necesidad y transmite un mensaje de esperanza. Y es que, efectivamente, la tendencia ha adquirido mucha fuerza. Numerosas personalidades se suman a ella (entre otros, Leonardo DiCaprio, Demi Moore y Woody Harrelson) y elogian sus beneficios. Centros de salud basados en el crudivorismo surgen en todo el mundo y proponen este tipo de alimentación, la cual muestra un poder curativo que arroja una sorprendente tasa de sanaciones (a menudo, bastante mayor que la de la medicina tradicional). También vemos aparecer en las grandes ciudades del mundo estos pequeños oasis verdes. Poco a poco, se va tejiendo una comunidad internacional y la literatura y los sitios web se multiplican. ¡Es la gran ola de la alimentación verde! |
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