Introducción del libro
En la antigüedad, la alimentación formaba parte de la medicina. Pero con la llegada de la industrialización ambas se separaron y, peor aún, ésta terminó por controlar nuestra alimentación. Fue en ese momento cuando enfermedades e infecciones oportunistas como la candidiasis comenzaron a ganar terreno por culpa de la antibioterapia en los alimentos, los procesos de refinado en harinas y azúcares, los productos fermentados ...
Afortunadamente, medicina y alimentación han vuelto a converger poco a poco. Las primeras tentativas llegaron en forma de restricciones: sin sal, sin grasa, sin lácteos, sin azúcar, sin gluten ... Para recuperar o mantener la salud nos veíamos obligados a seguir a rajatabla un régimen sin sabor, sin color, sin olor y sin atracción. Yo mismo, a lo largo de mi experiencia médica, he podido contrastar los milagros de una alimentación sana y he descubierto que Hipócrates tenía razón: la alimentación es medicinal.
Por eso, cuando Lisby Boisnard me pidió mi colaboración para su proyecto, me pareció una idea fantástica. Por fin un libro de recetas apetitosas para los Sinsin. y por fin una práctica guía de ideas culinarias para mis pacientes. Así que, además de la amistad que nos une, es un honor para mí colaborar en este proyecto.
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'Que tus alimentos sean tu medicina, y que tu medicina sean tus alimentos', decía Hipócrates. ¿Quién se acuerda de este sabio consejo? Hoy en día nuestra alimentación está totalmente trastornada. Abundan el azúcar refinado, los productos lácteos y las grasas. El 56 por ciento de nuestras calorías proviene de fuentes que no existían antiguamente, como las harinas blancas. Estos productos sin proteínas, sin vitaminas y sin apenas minerales son precisamente los que acaban provocándonos más de un trastorno.
Comemos por el simple placer de hacerlo, sin tener demasiado en cuenta nuestras necesidades. Y eso que los médicos no dejan de incidir en la importancia que tiene la alimentación en nuestro estado físico y mental, Alergias, diabetes, enfermedades autoinmunes, trastornos cardiovasculares, cáncer, hiperactividad o alzheimer son algunas de las patologías que más se multiplican actualmente. Y parece que el tipo de alimentación es una de las principales causas.
Los homeópatas han constatado que cuando sus pacientes suprimen el gluten, los bloqueos de espalda desaparecen. Según los alergólogos, las alergias se alivian suprimiendo los productos lácteos y determinados conservantes. Los psicólogos han observado que el comportamiento de los autistas mejora suprimiendo el gluten, los productos lácteos y el azúcar. También se ha demostrado que el comportamiento de los niños hiperactivos mejora al suprimir la ingesta de azúcar refinado. y muchos cardiólogos han constatado que determinadas patologías cardíacas mejoran en pacientes que no consumen aceites refinados.
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