Introducción del libro
¿CRUDISMO? ¿CRUDIVORISMO? ¿CRUDIVEGANISMO? O, ¿ALIMENTACIÓN VIVA?
El crudismo o raw foodism es la práctica dietética que consiste en consumir alimentos crudos no procesados.
Dependiendo de la filosofía de vida y los resultados deseados, las dietas crudas pueden incluir una selección de frutas, verduras, frutos secos, semillas, brotes, germinados y fermentados como en el crudiveganismo: pueden incluir también yema de huevo, miel y lácteos crudos como en el crudivegetarianismo; o pueden incluir además de todos estos alimentos, carnes, mariscos, pescados y otros productos animales (vísceras o insectos en algunas culturas) como en la dieta paleolítica cruda (esta última excluye lácteos, legumbres y cereales).
El crudismo o raw foodism en su forma más pura excluye cualquier producto de origen o explotación animal. Es decir, es de naturaleza 100 vegetal o basada en plantas (plant-based nutrition) y también recibe el nombre de crudiveganismo. En este sentido, el crudismo no es sólo una dieta, sino una filosofía de vida que defiende una alimentación consciente y respetuosa con el propio cuerpo, el respeto y compasión reales por los otros seres sintientes y la sostenibilidad del planeta.
En cualquiera de los casos se persigue siempre el consumo de alimentos orgánicos e integrales, no procesados, no pasteurizados ni homogenizados y que no hayan sido producidos con pesticidas sintéticos, fertilizantes químicos' disolventes industriales ni aditivos químicos. El crudismo defiende que cuanto mayor sea la cantidad de crudos incluidos en la dieta, mayor será su beneficio. Sin embargo, ya se considera cruda una dieta que incluye un mínimo del 70 por ciento de sus alimentos crudos.
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Como sistema de alimentación, en la propuesta crudista se preparan los alimentos sin fuego ni cocción ni sometimiento a temperaturas superiores a los 38-42 grados C. De esta manera, se preservan sin alterar los tan preciados macronutrientes (carbohidratos, grasas, proteínas), los micronutrientes (vitaminas, sales minerales, oligoelementos, fitonutrientes) y la estructura molecular de los alimentos; se evita la generación de tóxicos propia de la cocción a altas temperaturas; se preservan las enzimas -de vital importancia para la eficacia digestiva y la salud en general-; se aumenta la asimilación de nutrientes; se limpia el intestino y se desintoxica el organismo mientras se nutre y se hidrata.
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Pero el estilo de vida propuesto por el raw foodism, que tan sofisticado suena en inglés, es una filosofía mucho más antigua y sensata que se remonta más allá de estos escasos dos siglos y que responde mejor a la naturaleza de su otro nombre, menos conocido, pero más ilustrativo: living foods o alimentación viva.
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