Comentario de la Librería
Raymond Moody empezó su carrera en el campo de la tanatología en el año 1975, con la publicación del libro Vida después de la vida, en el que exploraba los relatos de experiencias espirituales de personas que habían sufrido una muerte clínica y que posteriormente habían sido reanimadas. Este estudio se convirtió de inmediato en un éxito de ventas y posteriormente en un clásico popular sobre el tema. Junto con los libros de Elisabeth Kübler-Ross, los estudios de Moody supusieron el despertar de un amplio interés popular por la supervivencia de la consciencia después de la muerte, las experiencias espirituales en el momento del tránsito o una mayor atención en el cuidado de enfermos terminales.
En este último libro Moody aborda un tema semejante pero igualmente poco conocido (al menos por el momento). Se trata de experiencias espirituales vividas por acompañantes, familiares o amigos de la persona que abandona este mundo. Nos encontramos con sueños, premoniciones, sincronicidades, o experiencias compartidas de revisión de acontecimientos importantes de la vida, por ejemplo. Algunas de estos fenómenos ya eran conocidos y habían sido comentados por otros autores (el caso de sueños o visiones de la persona fallecida, por ejemplo), pero otros resultan más sorprendentes, como las experiencias espirituales de acompañamiento al otro 'lado', la visión de figuras espirituales o de familiares ya fallecidos, o vivencias místicas compartidas por un grupo de familiares de la persona enferma. Un punto importante de este tipo de experiencias, según Moody, es que son experimentadas por personas sanas, que se encuentran junto al lecho del enfermo, y por lo tanto este tipo de visiones no puede ser atribuido a la enfermedad o a los cambios que puedan producirse en el organismo debido a la dolencia.
Si esto fuera así, es posible que el desconocimiento general de estos fenómenos se deba al pudor y a la reserva de las personas que han tenido estas experiencias, pues por una parte se trata de algo íntimo y por otro lado uno puede pensar que lo tomarán por loco si explica tales hechos. En todo caso Raymond Moody tuvo conocimiento de estos 'fenómenos' a través de personas que contactaron con él a raíz de la publicación de su primer libro, así como en conferencias que ha impartido alrededor de todo el mundo. Con todo, lo que Moody ha hecho, además de recopilar numerosos casos de experiencias espirituales compartidas, ha sido clasificar este tipo de vivencias e investigar sobre su sentido, veracidad e impacto sobre las personas que lo han vivido.
Ahora queda por ver si la publicación de este estudio abre la posibilidad de que personas que hayan tenido experiencias similares lo comenten de forma más abierta, y que en cierta manera este debate pueda incorporarse a la cultura occidental.
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